De azafatas y guarreridas (francesas)
Dos azafatas protagonizan stripteases en pleno vuelo.
Las jóvenes se desnudaron en la cabina de los pilotos, que jugueteaban con ellas
Y ahora, modestia aparte, tengo que decir: yo ya lo sabía. Mira el vídeo llamado: «Disfrutar del sistema de entertainment on board». ¿Fecha del post? 11 de diciembre del año pasado.
Después de esto, volvamos al tema que nos ocupa. Una azafata entra en la cabina de un avión, y en un ambiente de colegueo y comadreo, se desteta, para refocile y disfrute de los superiores y compañeros (y compañera) allí presentes.
La verdad, no me lo consigo explicar. Si lo que quería era hacer su propia historia de «Azafata se lo monta con piloto», al estilo «Médicos y enfermeras», podía haber esperado a llegar al hotel y enseñarle sus dos primores al comandante, a solas. Así además podía haber rematado la faena. Le sobraban los espectadores. Y la cámara. Y el cachondeo público.
Porque, esa es otra, ahora viene la segunda parte. Aceptamos «destete» como forma de entretenerse en un vuelo; son todos muy amiguetes y muy liberales, mucha liberté y fraternité, y se van a echar unas risas. Perfecto. Pero, ¿a quién se le ocurre la brillante idea de grabar la hazaña en vídeo? Lo que es peor: ¿quién coño permite que le graben haciendo eso? ¿Es que nadie pensó que esa cinta podía caer en las manos equivocadas? Joder, esto es más tonto que el hombre que subió fotos a Flickr con un portátil robado.
Cuando la de abajo se calienta, la de arriba ya no piensa
Pero aún no hemos terminado de repartir leña, no señores. Hemos hablado de la ligereza de cascos de la azafata. De la salidez de los pilotos. También habría que mentar la complicidad de la otra TCP que colabora, o del extra que mira la función desde el trasportín. Sin embargo, no se ha dicho nada de la seguridad en vuelo. Imaginaros un incidente en el vuelo. Nada grave, pero que haga que los colegas de la NTSB y la DGAC tengan que examinar el CVR, las grabaciones de cabina. Desde luego, hubiera disfrutado como un enano si en mitad del espectáculo se oyese un Master Warning: ¡ding! ¡Lucecita roja! Eso sí habría sido un subidón, y no lo que tenían los pilotos.
En fin, querido público, son las horas que son, y uno aún no ha cumplido con sus obligaciones. Queda esta entrada para cuando consigamos editar el puñetero CSS del blog. A ver si entonces el resultado es más aparente.
Saludetes varios