De las muertes
Os había prometido una explicación. De momento, aquí va la primera parte: sobre las muertes. Y es que muchas veces oímos en los medios de comunicación afirmar que alguien está «clínicamente muerto», queriendo decir que está muerto, pero no, o sea que sí, pero a medias…
Vale, dejemos las cosas claras desde un principio. Uno: una persona no puede estar «medio muerta». O está viva, o está muerta. O, como mucho, hay media docena de personas intentando reanimarla. Pero, salvando esa excepción, alguien no puede estar «medio muerto», ni tampoco «clínicamente muerto». Sería como decir: «señor mío, usted tiene clínicamente un cáncer». O lo tengo, o no lo tengo (o lo tengo pero no sabes diagnosticarlo, que es lo que ocurre bastantes veces).
Dos: ¿Cómo definimos entonces la muerte? ¿Cuándo declaramos a alguien muerto? Para ello, me acogeré a la definición legal que regula los transplantes, en el Anexo I del Real Decreto 2070/1999 (está plagado de tecnicismos, así que no os recomiendo que lo leáis a menos que dudéis de mis palabras). Este texto define dos criterios de muerte:
- Muerte encefálica.
- Muerte por parada cardiorrespiratoria.
Empiezo por lo fácil, explicando la segunda. Cuando se para el corazón y el cerebro no recibe oxígeno, éste deja de funcionar para siempre al cabo de unos cinco minutos. Así pues, si alguien entra en parada cardiorrespiratoria y no conseguimos reanimarle tras un intervalo razonable (desde 20 minutos hasta 24 horas), se le declara muerto. Esto lo entiende todo el mundo.
Sin embargo, la muerte encefálica nos trae más quebraderos de cabeza. ¿Por qué? Porque mucha gente identifica muerte con «se para el corazón». Un error, pues alguien no muere cuando su corazón deja de latir; si lo reanimamos (o lo cambiamos por una bomba), puede seguir viviendo normalmente. Como hemos dicho antes, lo que define que una persona esté muerta es que deje de «ser persona»: que su cerebro deje de funcionar, que su cerebro se muera. Una muerte encefálica.
Ahora bien: lo que mucha gente no sabe (y, por supuesto, tampoco los periodistas), es que el corazón puede seguir latiendo aun sin control cerebral. O sea: tenemos una persona que ya «no es persona», pero cuyo corazón sigue haciendo lub-dub. En esa situación, científicamente esa persona está muerta, y punto. Pero… ¡si el corazón le late! Claro, es que no está muerto-muerto… está en muerte encefálica. Lo que algunos, ingenua o capciosamente, llaman «muerte clínica», diferenciándolo de la muerte ¿real?.
Tiene que quedarnos claro que un diagnóstico de muerte encefálica es un estado irreversible, y que tan pronto como los anestesistas/intensivistas dejen de suministrar fármacos al paciente, llegará la muerte total (la del tufillo y las moscas).
Y os preguntaréis: «Sí, claro, pero… ¿cómo sé yo si realmente está muerto? ¿No hay casos de gente que ha salido del coma?» Otro día me detendré en qué es el coma, pero una cosa tiene que estar clara: el coma es distinto de la muerte cerebral, del mismo modo que es distinto estar durmiendo que estar muerto. En el diagnóstico de muerte encefálica no se mira si Fulanito nos puede hablar o se mueve. Lo que se verifica es si sus pupilas se contraen a la luz, si reacciona a la falta de oxígeno en la sangre, o si puede regular su frecuencia cardíaca. Es decir: simplemente se certifica la ausencia de reflejos homeostáticos, imprescindibles para la conservación de la vida y, por tanto, presentes en todo vivo. Todos estos reflejos están presentes en alguien dormido, anestesiado o en coma, pero no en una muerte encefálica. Así que es imposible que alguien se «despierte» de una muerte encefálica. Repito: está muerto, y punto.
De hecho, ese statu quo por el que alguien en muerte encefálica no se «va» del todo durante unas horas/días, se mantiene sólo por el buen hacer del personal sanitario, y más en particular por la ventilación artificial y la perfusión de fármacos cardioactivos (como dobutamina y noradrenalina).
En conclusión, para ir resumiendo el coñazo, que ya es tarde:
- La denominación de «muerte clínica» es incorrecta e induce a engaño. En todo caso se debe hablar de muerte encefálica o cerebral.
- La expresión «muerte encefálica» alude tan sólo a la causa de la muerte: no implica ninguna posibilidad de remisión.
- Las funciones fisiológicas de alguien en muerte encefálica se mantienen sólo gracias al empleo de medidas de soporte avanzado.
Bueno, si os he aclarado algo, me alegro. Y, si no, decidlo en los comentarios, y prometo intentar corregirlo o matizarlo.
M.D., te pido, te imploro, se suplico que haga uso de su hábil pluma para atacar a los druidas y a todos idiotas patológicos que se intentan curar los catarros con raices de no sé qué, el dolor de muelas con un corcho en el bolsillo o el dolor de cabeza con cascara de naranja amarga con aleta de tiburón… ¡Pero qué tonta es la gente! Como bien dijo Churchill: «Lo peor de la democracia es una conversación de cinco minutos con el votante medio.»
Un saludo.
G-LXPF
Anonymous
13 Mar 08 at 13:35
Mr. Lawyer, recojo su guante. No obstante, ya le aviso que posiblemente lo que haga sea una revisión de las palabras que en Medtempus se dedicaron al respecto. Es tontería volver a escribir sobre algo cuando unos ya lo hicieron tanto y tan bien.
Además, ya llevo varias de Medicina, y toca cambiar el tema. Por lo de no cansar al personal, y tal.
EC-JPR
14 Mar 08 at 01:33
Dios, que mal rollazo que me da este tema xD.
juan carlos
18 Mar 08 at 03:20
Ya, lógico; es como el matrimonio: algo inevitable, que al principio tira p’atrás, y a lo que acabas acostumbrándote.
EC-JPR
18 Mar 08 at 12:50
Lo peor es que cada vez me parece mas claustrofobico el tema de lo que hay después de la muerte… ¿Y si te quedas en stand-by? Me imagino viendo mi ultimo fotograma durante toda la eternidad, sufriendo lo insufrible y sin salida alguna…
Y si existiera el cielo o el infierno, igual… Acabaría hasta las narices de todo y querría desaparecer para siempre, pero ya no habría vuelta atrás, tienes toda una eternidad por delante aguantando, y no va a haber final.
Me emparanoio yo solo, lo sé. Pero que nadie me niegue que no da mal rollo.
juan carlos
19 Mar 08 at 04:20
Nah, lo del mal rollo es ahora. Dentro de un tiempo (que, en tu caso, me parece que será más pronto que tarde), verás la luz y respirarás tranquilo. Sea porque pienses que todo está resuelto, o sea porque te des cuenta de que no hay nada que resolver.
¿Y cómo sabrás cuándo ha llegado este punto? Cuando temas más a la agonía que a la muerte. Mientras no sea así, te seguirá dando mal rollo.
Ah, y tranquilo: no es ninguna paranoia. No es malo comerse la cabeza con esas cosas; lo malo es no hacerlo.
EC-JPR
19 Mar 08 at 17:55
La verdad, el otro día cuando hicimos la primera disección… me pareció que aquel cuerpo era tan distinto a una persona… era tan inerte…
joe, es que intento reflexionar sobre lo que hay después de la muerte, y no me sale nada.
me pareció que esa mujer, sólo por donar su cuerpo a la ciencia, su persona «desaparecería» completamente en paz.
Y del resto de personas que no lo hacen, que son mayoría, no lo se. Habrá que estudiar antropología, teología, o cosas así.
Indio
20 Mar 08 at 16:40
Buenas noches, Indio,
Por partes, y empezando por el final. Hablas de antropología o teología: ¿estudias en la UCV o en la UV?
Luego, dices que el cadáver te parecía distinto a una persona… Haciendo una mala analogía, en inglés, una de las palabras que designan a un cadáver es «Carcass». Como tú, yo también creo que lo que tienes sobre la mesa de disección no es una persona, sino su «envoltorio», la «carcasa».
Sin embargo, haces una diferencia entre la mujer que donó su cuerpo y quien no lo hizo… Creo que tú mismo te has dado cuenta de que eso es un error 😉 Sin ir más lejos: ¿dónde pondríamos pues a los donantes de órganos? ¿Y si no los donan todos, sino sólo hígado y riñones? Creo que se entiende lo que quiero decir 🙂
Espero, Indio, que te haya gustado el blog, y te sigamos viendo por aquí 🙂 Un saludete.
EC-JPR
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Muchas gracias por las explicaciones y enhorabuena por el blog: excelente.
Tengo una pregunta: ¿para qué mantener un corazón latiendo cuando ya se ha producido la muerte encefálica? Imagino que una razón puede ser mantener el cuerpo fresquito si es donante para transplantes, pero… ¿hay más casos en que tenga alguna utilidad?
Gracias
Javier Leiva Aguilera
3 Sep 10 at 09:22
@Javier Leiva Aguilera:
Gracias a ti por los halagos 🙂
Respondiendo a tu pregunta, no, no hay ninguna otra utilidad. Bueno: quizás, siendo románticos, mantener «vivo» el cuerpo para que los familiares puedan despedirse. Pero médicamente, la del trasplante es la única razón.
EC-JPR
3 Sep 10 at 12:15
Justamente eso pensaba. Cuando hacen eso para que los familiares puedan despedirse, en realidad se están despidiendo ya de un muerto aunque sin saberlo. Interesante ejemplo para hablar de temas realidad/percepción, ¿no? 🙂
Bueno, que muchas gracias también por la respuesta. Tu blog está ya en mi Google Reader.
Javier Leiva Aguilera
3 Sep 10 at 19:04
@Javier Leiva Aguilera:
Dicho a lo bestia, cada cual se consuela como quiere; en cierto modo es parecido a pensar que, cuando te mueras, te reencontrarás con él en el cielo.
Y gracias por añadirme al Reader: espero no defraudar 🙂
EC-JPR
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11 Nov 10 at 11:49
hola
quisiera saber:
mi hermano tenia un tumor en el cerebro le operaron dos veces, los doctores dicen que ha quedado con muerte cerebral y que ya no pueden hacer nada, pues ya no bombea sangre al cerebro, pero aun asi el ha movido un pie
y ayer movio la bolita del ojo.
que quiere decir esto hay esperanzas que no este muerto oke.
ayuda por favor
luz
8 Mar 12 at 18:38