Entradas de archivo para la categoría ‘Autobombo’
Reencendamos la maquinaria
Más de un mes hace de la última entrada. Y no me gusta tener el blog tanto tiempo parado, pero el hospital, las visitas a mi nuevo hogar alegremente recibidas y, durante la última semana, mi orgullosa participación en Amazings 2011 me han hecho tenerlo descuidado.
Sin embargo, no me he olvidado de él ni mucho menos (de hecho, hoy mismo, en el vuelo de vuelta, ya iba pergeñando una nueva entrada); ahora mismo están en la recámara y a punto de salir los próximos días:
- La chispa de la vida (¿qué es un desfibrilador?).
- Móviles y cáncer: ¿razones o suspicacia?
- Pulsioximetría: calculando el oxígeno en tu sangre.
Y, como siempre, se aceptan sugerencias o cualquier otro comentario que queráis hacer.
Paseo del Prado
¿Estás perdido? Google Maps te encuentra.
Crónica de un examen
Ayer fue el día.
El examen
Estrictamente, «el MIR» no es un examen sino un tipo con bata. MIR significa Médico Interno Residente, que es en lo que nos convertiremos a partir del 30 de marzo: médicos con una suerte de contrato de prácticas adscritos a una unidad docente. El examen de ayer realmente era la «prueba selectiva de acceso a la formación sanitaria especializada», sólo que para simplificar semejante retahíla todo el mundo se refiere a él como «el MIR».
En contra de lo que la gente piensa, no es un examen duro. Una oposición en la que hay dos candidatos por plaza puede ser muchas cosas, pero no dura. Seamos honestos: era jodido en tiempos de nuestros padres, cuando obtener una plaza era todo un logro (aunque la nefrología te repatease, ¡eh, tenías una plaza de especialista!). Pero actualmente, a no ser que quieras optar a una de las escasas plazas de plástica o dermatología, lo vas a tener relativamente fácil. En las academias facilitan manuales condensando los conceptos necesarios, y compendios con explicaciones para las preguntas de los últimos años: así sabes que, hasta ahora, siempre que te contaban un estudio científico y te preguntaban «¿Cuántas personas hay que tratar para evitar un evento?», tú tenías que responder «Veinte» (hasta este año, que han sido cuarenta). En otras palabras: obtener un número brillante es difícil (como todo en la vida: Per Ardua ad Astra), pero sin demasiado sacrificio puedes meterte en el pelotón.
¿Y para qué sirve este examen? Ponderando la nota del examen (90%) y el expediente (10%) obtienes un número de orden, una posición en la fila de la elección de plaza para la residencia. El número 1 elegirá lo que quiera donde quiera. El 1000 ya no podrá elegir plástica ni derma, y el 3000 ha perdido sus opciones de hacer cardio, endocrino o maxilo.
Pero no es estrictamente cierto que necesitemos el MIR para trabajar. Un error muy común es pensar que no puedes ejercer hasta que has hecho el examen: no es cierto. Un Licenciado en Medicina ya es médico, y puede trabajar como tal desde que acaba la carrera (previo pago de las tasas al Colegio correspondiente, lisérgico tema este). El problema es que sin especialidad no puede trabajar en áreas que la requieran (LOPS, artº 16.3), lo cual, de facto reduce mucho el abanico de opciones sanitarias. Pero tengo compañeros que, sin haber hecho el MIR, despachaban pacientes en unas urgencias o una Mutua. Insisto: un licenciado es un médico de pleno derecho.
Por último, el MIR no es un examen que cueste años preparar. Me sobran dedos de una mano para contar las personas que conozco que han empleado más de siete meses para prepararlo: siete meses que son los que van desde junio, cuando te licencias, hasta enero, cuando te examinas. Opositar a Judicatura es largo. Preparar el MIR, no.
Cerrado por MIR
Como está feo irse sin despedirse, dejo este post como aviso a navegantes: el blog permanecerá cerrado hasta la primera semana de febrero. ¿Motivo? «El» examen. No quise echar el cerrojo antes, y hasta ahora he conseguido andar en misa y repicando: haciendo una pausita para tomar unas cañas, perdiendo una mañana para consultar bibliografía o yendo a comer con los amigos mientras debería estar repasando preguntas. Sin embargo, los simulacros y los percentiles no hacen prisioneros. Y aunque el «Objetivo: día uno» empiece a quedar fuera de lo probable, lo cual me resulta incluso conveniente (me evita dudar entre cardio y anestesia), aún queda por delante una última vuelta y casi cuatro semanas para intentar obtener un número bonito que me permita tener un abanico donde elegir.
Así que ya saben vuesas mercedes: si se aburren, a la derecha hay un desplegable que les llevará a los archivos de estos (casi) tres años. Y, si alguno queda por aquí, nos veremos dentro de un mes. Se me cuiden ustedes.
Tocayo
Todos hemos recibido alguna vez un correo que no se dirige a nosotros. Lo curioso viene cuando hay otro médico con una dirección de email muy parecida a la tuya, tan parecida que hasta él se confunde a veces al teclearla. Pero eso ya se vuelve preocupante cuando los pacientes hacen consultas y envían analíticas a través del correo.
Era cuestión de un correo por mes, contando cómo les iba la gastritis o deseándome «que los arcángeles y ángeles de dios siempre te acompañen» (como ya habréis podido deducir, ni mi tocayo ni sus pacientes son españoles). Nunca he contestado: ninguno repetía, así que corría un velo sobre su error y no les decía que habían mandado el análisis de sus caquitas a un desconocido.
Hasta hoy. Recibo el correo de una mujer preocupada por el estado de su madre. Diabética descontrolada (glucosa capilar de 450 mg/dL), con una úlcera infectada, postrada en cama, que ayer ya estaba «como drogada» y que hoy «ha abierto sus ojos pero no puede hablar». Añade que ayer una médico a sacarle una analítica de sangre, y que sugirió algo que me estaba temiendo: coma cetónico.
En esa situación, esa mujer debería haber ido al hospital en una ambulancia medicalizada. Pero aquel país no es España, y el correo acaba con una súplica: «Lo quisiera molestar Doctor si usted puede ver los resultados del laboratorio para que por favor nos indique que medicina tenemos que darle y cuanto ella este mejor ya la llevamos directamente con usted» (sic). Como la cosa no pinta bien (¿en qué coño pensaba esa médico o lo que fuese para dejarla en su casa?), le he echado un vistazo al análisis.
Rediós. Comento primero en capullo y luego en español: la glucosa, lo de menos, con sus 195 mg/dL. 18.600 leucos (92% de neutros), una VSG de 114 y una anemia de 6,6. Y la puntilla: creatinina de 1,6, urea en 44,6. Esta pobre mujer, que si nadie lo ha impedido sigue tumbada en su cama, está en su casa con una infección de puta madre, una anemia de caballo (llama al banco y que crucen un par de unidades, porfa), y un riñón que se le está resintiendo (espero que sólo sea por deshidratación). No conozco el caso, pero no hace falta para darse cuenta de que alguien está malito.
Obviamente, a este sí he respondido. Ahora voy a tener que localizar al médico de marras, para que se asegure de que sus pacientes apuntan bien su dirección, y para que les explique que con las cosas serias no se juega, que los hospitales están para algo. Claro que entonces igual me encuentro con una desagradable realidad… Espero que no sea así.
Seis años, y aún queda mucho por hacer. Afortunadamente.
No suelo programar las entradas para su publicación, pero hoy hago una excepción. Sólo para decir que, mientras vosotros leéis esto, yo estoy (estaré) disfrazado de cantante de coro de gospel, con una toga negra y una muceta amarilla, recibiendo un papel que me reconoce un gran poder y, con él, una enorme responsabilidad. Por fin soy médico.
Como he dicho en el título, han sido seis años. Seis años de estudio; a los que dicen que Medicina es una carrera para listos, les respondo que están confundidos: Medicina es una carrera para tontos con tiempo libre. No hay que tener una gran inteligencia, sino muchas ganas de aprender y una enorme voluntad para calentar la silla. Pero para ser médico no basta con ser «Licenciado en Medicina»: hay que tener un ansia de saber, un amor por el conocimiento en sí mismo y no porque entre en el examen. Leer, leer y leer. Ver, preguntar, hacer. Vivir la Medicina. Quien no sienta esa pasión, malamente podrá ser médico: ni sabrá, ni se preocupará por saber ni por atender a sus pacientes. Será un simple funcionario de la sanidad.
Perdón por el desbarre. Eso: seis años. Seis años de hacer grandes amigos, de vivir experiencias de todo tipo: de la primera vez que reanimé a una persona y la primera vez que me dijeron que era simplemente un buen amigo. La primera vez que suspendí (¡y la última!), que piloté un avión (avioneta, vale) o que me operaron (todo médico debería verse alguna vez al otro lado). Seis años de los cuales más de dos he estado embarcado en el proyecto de este blog, y cada día me alegro más por ello.
Pero hoy se rompe la baraja. Cuando esta noche nos recojamos después de cenar, unos se irán a Oviedo, otros seguiremos aquí, algunos se volverán a sus ciudades y otros a sus países. Antes de un año nos volveremos a dispersar: a algunos los veré muy pronto, a otros no tanto como quisiera, y muchos pasarán a ser un simple nombre en el anuario.
Pero como no me gusta hablar en pasado sino en futuro, ya tengo la mente puesta en ese examen en el que tengo que demostrar que soy capaz de memorizar con todo detalle 2.000 páginas de Medicina. En ese momento en el que, con esfuerzo y suerte, tendré que decidir si me dejo guiar por el corazón y no elijo cardio, o por la razón y no hago anestesia. Afortunadamente, hoy no acaba una etapa: hoy empieza otra. El momento de hacer las maletas y salir de la casa y la ciudad donde he vivido más de veinte años, yendo a donde me lleva una persona. El momento de verme cara a cara con mi paciente (y con mi primera muerte). De, ¡por fin!, poder sacarme la licencia de piloto. Y, en general, de no desfallecer, siempre con la mirada al frente y el paso firme. Una anécdota: hace unos años, mientras cruzaba el país para ver a alguien, me di cuenta de que sin padrinos ni heredades, sólo con una mochila a mi espalda, ya llevaba todo lo que necesitaba. Todo lo que soy, y lo que puedo ser, lo llevo conmigo y depende sólo de mí: no necesito nada más, me basta con mi conocimiento, mi experiencia y mi actitud. Eso lo vi claro hace unos años, y me alegré cuando hace unos meses nos lo recordó la que hoy tenemos la suerte de que sea madrina de nuestra licenciatura.
En resumen, hoy acaba el capítulo de estos seis años. Y empiezo a escribir el de los que vienen: tengo muchas páginas por delante y el boli lleno de tinta. Voy a ello. ¿Me acompañáis?
Valencia
Dentro de una semana, a estas horas estaré en Valencia para un curso de cinco días. Lo comento aquí por dos motivos:
- Disculparme por la posible bajada en la frecuencia de posteo. Como siempre, intentaré escribir algo (cuento con WiFi y portátil), pero no me puedo comprometer a ello.
- Pedir recomendaciones: ¿qué hacer, a dónde ir? No voy a tener mucho tiempo libre, pero en particular me interesan dos cosas:
- Edificios, parques, whatever que no puedo dejar de ver.
- Delicias que tengo que probar (dulce o salado, comida o bebida, tanto monta).
¡Muchas gracias por vuestras recomendaciones!
Trescientos sesenta y cinco (otra vez)
Un año y ciento once entradas después vuelvo a mirarme el ombligo para darme cuenta de que este blog acaba de cumplir dos tiernos añitos. La primera tarea es agradecéroslo a los que lo habéis hecho posible: si mis desbarres no los leyese nadie, haría mucho tiempo que sólo se los contaría a mi amigo invisible y al gnomo que está sentado en la mesa. Así que, antes de empezar con datos, debo deciros a todos vosotros:
En este tiempo, el blog se ha mantenido (o eso me parece) más o menos fiel a su línea: principalmente entradas sobre Medicina, salpicadas de algunas de aviones y otras con citas de todo tipo. Las únicas novedades significativas son la incorporación de las entradas tipo ¿Sabías por qué? y que tras dos portadas de Menéame en un mes, el servidor original acabó crujiendo y tuve que mudarme al actual de Surpass Hosting: espero que no haya sido en vano (guiño-guiño).
Y, como es preceptivo, ahora llega la parte de los numeritos. Hace un año definía este blog como un lugar familiar con pocas visitas y muchos comentarios (veintitrés visitas por opinión vertida). Pues bien, la imagen no cambia demasiado: aunque las visitas se han multiplicado por cinco (129.293 visitas únicas), estas han dejado 2.871 comentarios (excepción hecha de los del cansino de su administrador), que hacen una razón de 45 visitas/comentario. ¡No está mal! Estos datos dan una mediana de 268 visitas diarias (=354±438) para este año. No obstante, aproximadamente desde el 28 de agosto se apreció una especie de «salto», pues en estos cuatro meses he hecho la mitad de las visitas del año: una mediana de 379 visitas/día (=485±598), con un pico de 5.042.
Para ver todo más claro, aquí tenéis la gráfica correspondiente. Podéis clicar sobre los títulos para ir a las entradas en cuestión.
Veamos si ya está…
En fin, señores: tras descubrir qué es una base de datos SQL (¡bien, no he perdido ni un comentario de spam!) y para qué sirven el mod_rewrite
y el bendito .htaccess
, esto ya debería de estar funcionando al 100%. Así que publico este post para marcar la diferencia entre el dominio provisional .info y el tradicional .eu. Ahora voy a cambiar las DNS y, si el tiempo y la autoridad no lo impiden (y mi ignorancia tampoco), para mañana cuando os levantéis todo debería de estar igual que siempre.
Dicho esto, se aceptan felicitaciones. De todo tipo. Y yo mientras me voy a preparar las próximas entradas: sobre las violaciones, el funcionamiento de un banco de sangre o el cementerio de Paracuellos. ¡Ante todo, variedad!
Ya estoy de vuelta
Muy buenas a todos. Como habréis podido comprobar, el blog se ha tirado todo el fin de semana caído. La causa inmediata fue una aparición en portada de Menéame. Eso, unido a que en Hostinet sólo trabajan en horario de oficina: deben de pensar que internet sólo abre de ocho a dos, y el resto del tiempo son pajilleros buscando porno y canis subiendo fotos al tuenti.
En cualquier caso, esto sólo ha sido la puntilla: mes a mes, el ancho de banda consumido ha ido aumentando hasta acercarse peligrosamente al máximo contratado, así que la decisión de cambiar de hosting ya es firme. Tras leer a WisPhysics elegí Surpasshosting: no obstante, agradezco comentarios o sugerencias al respecto. De momento sé que salgo ganando en una cosa: la asistencia técnica 24/7 que Hostinet no tiene.
Así pues, uno de estos días migraré todo el blog al nuevo servidor. Lo haré por la noche, cuando menos gente pueda estar accediendo, y el cambio será tan rápido como lo que les cueste a las DNS actualizarse. Vosotros lo detectaréis en que los comentarios aparecerán bloqueados y, no obstante, iré informando mediante twitter de cómo va la cosa. Entre tanto, he hecho algún cambio para que la carga de la portada sea más ligera y no gaste ancho de banda tan rápido.
Sigan sintonizando nuestra emisora.