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Reiki: el poder está en tus manos
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El domingo pasado, El Mundo publicaba un publirreportaje con aspecto de noticia titulado «Reiki, manos que curan». No vengo aquí a decir que el reiki en realidad es una magufada absurda, y LA Gámez ya ha dado cera al artículo de marras, cuya única fuente de información es un reikipeuta profesional. Esta vez escribo porque me saca de mis casillas que alguien dé datos a medias o verdades sesgadas para vendernos su patraña.
Por ejemplo, ya en la primera frase de la noticia. Cuando nos masajeamos una zona dolorida no es para aplicar inconscientemente el reiki (si ahora va a resultar que hasta los animales aplican algo que se inventó en el siglo XX), sino que estimulamos un tipo de fibras nerviosas que, al llegar a la médula espinal, inhiban la transmisión del impulso doloroso, mecanismo conocido como «inhibición lateral».
Lo de la terapia milenaria es de risa: una cosa es que haya textos de unos monjes que hablaran de la imposición de manos (¿y a mí que eso me suena de algo?), y otra es que un avispado en 1920 inventara el reiki tal y como se emplea hoy. O que se «administre» en hospitales públicos, que se supone que da un pábulo de legitimidad al hecho de que vayan voluntarios de una organización externa (ni siquiera titulados sanitarios) a dar masajitos y charlar con los enfermos.
Indispensable la mención de todo magufo a la física cuántica. Es una de esas palabras chulas que siempre quedan bien para vender un producto, como orgánico, biológico, o gatitos. Claro que se le olvidó pasar por alto que, para que mis ochenta kilos de masa escéptica y respondona se transformen en «todo energía», sería mediante una reacción nuclear o algo similar. No te confundas: la energía que sientes que desprendes no es más que el calor producto del metabolismo de tus células.
Y en cuanto al nudo energético y el equilibrio de fluidos taponados… Mira, cantamañanas: que yo sepa, el único momento en el que sirve imponer las manos es, precisamente, para taponar esa aorta desgarrada que está haciendo que un hombre se desangre a borbotones sobre la mesa de quirófano. Así que no vengas a hablarme de quistes energéticos, que he visto tumores de mama como pulpos y úlceras por presión en las que cabía mi puño. Así que vete a contarle gilipolleces energéticas a otro.
En cuanto a esa parálisis de la cara que se resuelve milagrosamente y que prueba la efectividad del reiki, ¿no será una parálisis de Bell, que se cura sola en unas pocas semanas o meses?
Sigamos, sigamos con un órdago a grande. El reiki, dice, está reconocido por la OMS. ¿Qué significa, que llega un tipo de la OMS y dice «Ah, esto es reiki»? Porque, con menos sorna, es lo que hace la OMS con las terapias alternativas (incluida la homeopatía): se limita a afirmar que hay gente que la usa, pero no dice nada sobre su efectividad o utilidad. De hecho, he ido a la web de la OMS, he buscado la palabra «reiki», y me ha aparecido este documento en el que las ponen justo al lado de «tratamiento basado en la fe». Sin comentarios.
En fin, para qué seguir. Luego el publirreportaje suelta cosas sobre energías y chutes (¿consistirá en meter los dedos en el enchufe?), la experiencia de uno que tiene un primo en Huelva que está mucho más satisfecho consigo mismo desde que le masajean el occipucio, y que no puede ser malo porque hay monjas que se lo administran (me deja mucho más tranquilo saber que no me condenarán a la hoguera por brujería).
Eso sí, le voy a dar la razón en su última frase: el poder está en tu mano, pero no en la palma sino en los dedos. En tus dedos, un teclado y una conexión a internet para buscar información y dejarte de tonterías.
Reiki: otra magufada de tomo y lomo
A veces uno descubre cosas tan inverosímiles que no se explica cómo es posible que incluso haya hospitales públicos y asociaciones estudiantiles que las amparen. Tan absurdas que no entiendo qué parte del cerebro se desconecta para que parezcan una buena idea. Me refiero al reiki.
Resumidamente, el reiki es una artimaña mágica milenaria (inventada en el siglo XIX XX) que afirma ser capaz de curar numerosas enfermedades gracias a la imposición de manos. Sólo que en vez de llamarlo «imposición de manos», que suena demodé, viejuno y casposo, le ponen un nombre japonés que significa algo así como energía vital universal1 (energía y oriental, ¿qué sería de los magufos sin estas palabras?). El reiki afirma que la enfermedad se debe a un desequilibrio de ese campo de energía y que, aquí viene lo gracioso, el organismo puede alcanzar la autocuración si un chamán «equilibra» esa energía y «reorienta» los campos energéticos. No, en serio, no os riáis, que hay gente que se aprovecha de semejante gilipollez para engañar a enfermos.
¿Pero cómo se comete semejante despropósito?1 El reikipeuta primero se concentra en la sanación que quiere conseguir (la intención es crucial: si no, el tratamiento no funciona). Después pasa las manos extendidas por encima del enfermo, de la cabeza a los pies, para notar el flujo de energía (incluso a través de la ropa) en forma de cambios de temperatura. Por último, el curandero «reorienta» el campo de energía, quitándola de donde sobra, poniéndola donde falta y mejorando la armonía con el Universo en general. Todo este tratamiento, sin necesidad de diagnosticar y ausente de efectos secundarios, porque el reiki sabe dónde y cómo es más útil. Vamos, el mejor descubrimiento después de la penicilina. Y por si fuera poco, tras un breve aprendizaje de dos días también puedes administrártelo a ti mismo o a tu perro: con más tiempo serás capaz de hacerlo a distancia concentrándote con una foto del paciente.
Sin rodeos: es tan absurdo que hasta una cría puede desmontar semejante mamarrachada. No es ninguna exageración: Emily Rosa, una adolescente estadounidense, fue capaz de diseñar hace catorce años un sencillo experimento que evidenciaba la estupidez que es el reiki2. Emily se preguntó: si todo este montaje se basa en un campo de energía, ¿por qué no comprobar si los reikipeutas son capaces de sentir esa transferencia energética a ciegas? Así que tomó un puñado de reikipeutas voluntarios, les dejó que meditasen y se preparasen, y les hizo pasar las manos a través de una pantalla. Entonces, lanzando una moneda al alto decidía sobre cuál de las manos del chamán pondría la suya. ¿Y adivináis qué ocurría? Nada. Los voluntarios eran incapaces de adivinar dónde tenía Emily puesta su mano, lo mismo que tampoco podían hacerlo los controles reiki-independientes elegidos. Un FAIL! como una casa.
Ahora llega la réplica de siempre: ¡pues a mí me funciona! Sí, hombre, sí: ya sabemos que la Ciencia enmudece ante la experiencia individual de mi primo. Quien aún piense que el tipo que habló en ese programa de radio a medianoche va mejor encaminado que los estudios científicos y el sentido común, haría bien leyéndose esta entrada. Aclarado esto, vayamos a la parte de las publicaciones. Como sabéis, un estudio simplemente busca una asociación estadística entre dos hechos, pero la plausibilidad de esos hechos y su vinculación tendremos que explicarlas de otra manera. Por extensión, cuanto más inviable parezca esa relación, más fuerte tendrá que ser la evidencia; no nos bastará una significación estadística marginal en un pequeño estudio que aparece por ahí, porque si hacemos estudios como quien dispara con metralleta, seguro que algo sacamos.
En fin, veamos qué hay publicado por ahí. Encontramos algunas revisiones3, 4, 5 que dicen que los estudios son pocos y malos, pero que alguno da resultados positivos. Sin embargo, como suele pasar, tiramos del hilo y vemos que esos positivos son de artículos-mojones: el que no emplea enmascaramiento tiene un tamaño muestral de una decena de pacientes, cuando no tiene varios agujeros a la vez. Y basta ojear alguno de esos artículos con resultados positivos para ver algunos hilarantes como este, en el que afirman que el reiki disminuye la valoración subjetiva de dolor… en una forma de una de las escalas usadas (y obviamos que en las demás no hay diferencias). O que disminuye el número de linfocitos de un tipo… pero que también los sube de otro distinto, y otros no varían. O sea: ni si, ni no, ni todo lo contrario. Justo el tipo de pruebas que necesito para creerme algo que no tiene pies ni cabeza.
Resumiendo: si algo anda como un pato, nada como un pato y hace «cuac», ¿de qué animal estamos hablando? Y si algo parece estúpido y los experimentos no refutan su estupidez, ya sabes cómo puedes tirar tu dinero, tu tiempo y tu salud.
Bibliografía:
1: Baginski BJ, Sharamon S. Reiki: energía vital universal. Método holístico de tratamiento para la práctica profesional y hogareña. Buenos Aires: Uriel; 2000.
2: Rosa L, Rosa E, Sarner L, Barrett S. A close look at therapeutic touch. JAMA. 1998 Apr 1;279(13):1005-10.
3: vanderVaart S, Gijsen VM, de Wildt SN, Koren G. A systematic review of the therapeutic effects of Reiki. J Altern Complement Med. 2009 Nov;15(11):1157-69.
4: Astin JA, Harkness E, Ernst E. The efficacy of «distant healing»: a systematic review of randomized trials. Ann Intern Med. 2000 Jun 6;132(11):903-10.
5: Lee MS, Pittler MH, Ernst E. Effects of reiki in clinical practice: a systematic review of randomised clinical trials. Int J Clin Pract. 2008 Jun;62(6):947-54. Epub 2008 Apr 10.
Guía completa para desmontar las mentiras sobre la homeopatía
El otro día hablé unos minutos en RNE1 para explicar en qué consiste la homeopatía y hacer de contrapunto a marchantes varios de cancamusa. Iba preparado para un debate, así que me hice un pequeño resumen para rebatir cualquier tontería que pudiera decir la otra parte. Y me he dado cuenta de que a alguien más podría resultarle útil ese resumen, una especie de «Guía completa para desmontar las mentiras sobre la homeopatía». Helo aquí.
Bases: ¿qué es la homeopatía?
La homeopatía fue descrita por Samuel Hahnemann en el Organon, un libro publicado en 1810. Recordemos que entonces los médicos eran auténticos matasanos, con remedios como las sangrías o las lavativas de mercurio; en este contexto, la homeopatía era igual de inútil que la medicina tradicional, pero al menos no dañaba al paciente. Sin embargo, vemos que Hahnemann hablaba de conceptos tan vagos o erróneos como la «fuerza vital», «miasma» o «psora»: no podemos culparle por ello, pues llegó setenta años antes de los postulados de Koch, los trabajos de Pasteur y el descubrimiento de la Microbiología. Pero basarse hoy en semejantes chorradas es, simplemente, estúpido.
Los remedios homeopáticos no son remedios herbales: eso es la fitoterapia, y las plantas sí que pueden tener sustancias biológicamente activas. La homeopatía, por el contrario, se basa en disoluciones repetidas de plantas, animales o minerales. Es más: según la «ley de los infinitesimales» que Hahnemann se sacó de la manga, una sustancia es tanto más activa cuanto más diluida esté. Hoy sabemos, gracias al número de Avogadro (algo que se explica en todos los institutos de secundaria), que en muchos remedios homeopáticos no queda ni una sola molécula de la sustancia original.
Para defender semejante despropósito, se inventaron la «memoria del agua»: para ello citan un estudio de Benveniste publicado en Nature en 1988, refutado en la misma revista sólo dos meses después (de hecho, ni él mismo fue capaz de repetir los resultados). Entretanto, pasan por alto esa curiosa habilidad del agua para olvidarse de las vejigas y retretes que ha visitado y, lo más gracioso, la capacidad de transferir su memoria a los gránulos de azúcar que constituyen el remedio homeopático.
Últimamente se han reinventado, y mencionan un estudio de Montagnier (¡todo un Nobel!). Publicado en el segundo ejemplar de una revista sin revisión por pares, empleando métodos de medición no validados, ¡y que ni siquiera cumple los principios de la homeopatía! Quien lo cita como apoyo, se está disparando al pie.
Pero lo peor no es eso. Es que los homeópatas también hacen disoluciones de productos insolubles, como el antimonio… que antes pulverizan y mezclan con lactosa, que sí es soluble (¡qué ingenioso!). O, lo más gracioso, consiguen disolver cosas que ni siquiera existen. Un producto estrella, el Oscillococcinum, es un remedio homeopático basado en el oscilococo, una bacteria «descubierta» en 1918 que jamás se ha vuelto a observar. Sin embargo, ellos disuelven algo doscientas veces consecutivas y lo venden: con esta artimaña facturan millones de dólares en Estados Unidos y la Unión Europea.
Por último, en las bases de la homeopatía, junto con la ley de los infinitesimales está la de los similares (similia similibus curantur): aquello que produce unos síntomas, diluido cura y/o previene esos mismos síntomas. Lo cual no tiene ningún sentido: no sólo porque se fijan en los síntomas en vez de la enfermedad de base, sino también porque según semejante tontería, el semen diluido podría ser un anticonceptivo (o incluso un abortivo, si lo diluimos o «potenciamos» mucho).
Utilidad. No tiene base teórica, ¿pero sirve para algo?
No. El efecto que se observa con el uso de remedios homeopáticos se debe a una combinación de:
- Efecto placebo. Este es especialmente relevante en enfermedades cuya valoración es subjetiva (vg. estrés o ansiedad) o de duración autolimitada (vg. gripe*); de hecho, los estudios rigurosos efectuados con homeopatía no han encontrado diferencias de efecto con el placebo. Es más: la homeopatía es absolutamente inútil en infecciones, cáncer, patología quirúrgica o similares.
- Efecto físico de la terapia. Si me aplico una crema, el posible efecto beneficioso se deriva principalmente del masaje y la venda que pongo después, no del principio activo de la crema. Y lo mismo con unas gotas oculares humectantes o un enjuague bucal.
- Psicoterapia. Si el médico de cabecera no puede dedicarnos más de diez minutos, es muy reconfortante que alguien nos escuche durante una hora y se interese por nuestra enfermedad, nuestro modo de vida e incluso nuestros gustos musicales.
¿Y cómo puedo estar tan seguro de que no tienen efecto por sí mismos? Fácil: no tienen fundamento teórico (sodomizan las bases de la Química y la Física: a su lado Einstein es un aprendiz), y no hay pruebas de que funcionen (pero sí de que son indistinguibles de un placebo). Y si a pesar de esto sigo dudando, no tengo más que comprar una caja de Sedatif PC, un remedio para tratar el insomnio que, curiosamente, no produce sueño. Y no lo digo porque me haya tomado una caja entera y no me ocurriese nada: es que en el propio prospecto dice que se puede conducir y manejar maquinaria perfectamente después de tomarlo. Curioso somnífero, ¿no?
Otro agujero de la homeopatía que debería hacerte dudar es que no existe el ajuste de dosis. No es farmacocinética: es sentido común. Si a un bebé le damos un biberón, a un chaval un bocadillo, y yo me como un chuletón, es lógico que también debamos ajustar la dosis de un medicamento. Sin embargo, Boiron afirma sin el menor empacho: cinco gránulos, en cualquier circunstancia.
Situación legal. ¿Por qué se vende? ¡En Europa la cubre la Seguridad Social!
No te confundas: si se venden es porque la gente los pide, no porque funcionen, como reconoció el farmacéutico jefe de las farmacias británicas Boots. Además, en España no hay ningún medicamento homeopático aprobado: no lo dice un abogado, también se queja el propio responsable de la Coalición Europea de Productos Homeopáticos. Si no te lo crees, podrías preguntar a la AGEMED, pero bastará con que busques el número de registro en el envase del producto (¡suerte!). ¿Pero sabes qué es aún mejor? Que, para registrar un medicamento homeopático, ni siquiera hace falta demostrar su eficacia.
Quizás hayas oído también que en España somos unos retrógrados porque se usa «en el resto de Europa». Supongo que eso excluye a Italia, Finlandia, Suecia o Noruega. Y a Suiza, donde la KVG lo cubría hasta que un análisis de eficacia en 2005 reveló que era inútil. O a Alemania, donde se retiró la cobertura pública en 2003. Así que «en Europa» se reduce a «en Reino Unido y Francia». Y eso a pesar de los informes de expertos de ambos países solicitando que las arcas públicas no sufraguen la homeopatía, bien la Academia Nacional de Medicina francesa desde 2004 o bien el Comité de Ciencia y Tecnología del Parlamento británico desde 2010.
Pero entonces, ¿por qué no se retira del sistema público? Sencillo: en Francia, la homeopatía se reembolsa sólo en un 35%, como corresponde a productos de bajo rendimiento médico. Si la retirasen, los pacientes recurrirían a tratamientos con mayor eficacia demostrada… y mayor porcentaje de reembolso.
Pero si no tiene efectos, ¿cuál es el peligro?
El peligro es la mala ciencia. Que haya que emplear esfuerzos para desenmascarar las patrañas de algunos científicos, como los ejemplos de Benveniste y Montagnier. Que haya que emplear dinero y recursos humanos en comprobar obsesivamente algo que ya sabemos: que la homeopatía no funciona ni tiene fundamento teórico. Los pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo están incapacitados porque emplean sus horas en asegurarse una y otra vez de que cerraron la puerta de casa: ¿queremos hacer que la Ciencia camine en círculos, como un enfermo psiquiátrico?
El peligro es el derroche de recursos: la homeopatía no cuesta menos dinero que la medicina científica. Un ejemplo: Sedatif PC™, otro de los productos estrella de Boiron, esta vez para el insomnio. El tratamiento cuesta 1,10 €/día, mientras que su homólogo científico, el Dormicum™, cuesta 0,27 €/día, una cuarta parte. ¿Económico, decías?
El peligro es la distracción de tratamientos efectivos, apoyándose en mojones como este artículo de Banerji que afirma haber curado el cáncer con homeopatía. Curiosamente, con más de 1200 casos tratados según ellos, sólo exponen cuatro, y ni siquiera demuestran la curación sino la ausencia de síntomas… Incluso hay quien muere por sustituir un tratamiento eficaz por homeopatía: ¿queremos seguir dando un pábulo de legitimidad a esta engañifa?
De acuerdo, no funciona, ¡pero la medicina científica también tiene agujeros!
¿Te refieres a los efectos secundarios? Sí, qué le vamos a hacer: si un medicamento tiene efectos primarios también es esperable que los tenga secundarios. Por eso, antes de aprobarlos, se estudia el balance riesgo/beneficio, y si en algún momento este no es positivo, se retira del mercado.
¿Te refieres a los medicamentos que no funcionan? Claro, y por eso los criticamos. Se trata de hacer Medicina basada en las pruebas, no en el nombre del laboratorio.
Hablando de laboratorios, ¿te refieres al puterío económico? Bueno, me temo que confundes la Ciencia y la Medicina con su uso mercantil y su explotación comercial. Es como confundir la comida con el tendero que truca el peso. Además, ¿acaso crees que los laboratorios homeopáticos son hermanitas de la caridad? Boiron facturó 526 M€ en 2009. Ese mismo año, Cinfa, el principal productor español de medicamentos genéricos, facturó 183 M€, una tercera parte que Boiron. Y Almirall y Grifols, dos de los mayores laboratorios españoles, facturaron 925 y 913 M€ respectivamente.
Un último apunte.
Espero haberos descubierto cosas que no sabíais. Seguramente me habré dejado unas cuantas: decidlo en los comentarios para que lo corrija lo antes posible.
Ah, y antes de llevar la contraria a este texto, por favor, pásate por esta lista de argumentos que demuestran que la homeopatía funciona: si el que vas a emplear ya está mencionado allí, deja un comentario citándolo («¡el número ocho!»), y ahórranos leer varios párrafos de diarrea mental. Gracias.
* → Un regalito: buceemos en la mala ciencia y veamos qué pasa con la gripe. El titular de esta revisión Cochrane sugiere que puede acortar la duración de la enfermedad; sin embargo, si leemos todo el texto veremos que en cuarenta años sólo hay dos estudios que hayan encontrado ese efecto positivo: seguro que hay más resultados relacionando las cigüeñas con el número de nacimientos… En el único artículo que está accesible, la significación estadística es marginal. ¿Y por qué se fijan en la «curación» a las 48 horas y no las 24 o las 72? Es más, ¿por qué se fijan en un resultado intermedio sacado de la manga, y no en la comparación global de ambas curvas de evolución (log rank), que no encuentra diferencias? En cuanto al segundo estudio, hay que pagar para verlo, pero estamos en las mismas: significación de 0,023…
Alerta magufo: agua enriquecida… en chorradas
Entrada publicada simultáneamente en Amazings.
Llega al formulario de contacto de Amazings una consulta sobre el «agua enriquecida con oxígeno», preguntándonos si podíamos ofrecer algo de información objetiva. Fácil: es absolutamente inútil.
Un dato de libro de química: el agua admite unos 30 mL de oxígeno disuelto a 18 ºC y una atmósfera de presión. Ahora inspira. Espira. Acabas de ventilar tus pulmones con 500 mL de aire, que contiene 100 mL de oxígeno puro, puro. O sea: un suspiro de aire tiene más oxígeno que tres litros de agua enriquecida y supercalifragilística.
Pero esto no es todo. Nuestros pulmones están diseñados para intercambiar gases: el aire sólo se separa de la sangre por dos celulillas: una del alveolo y otra del capilar sanguíneo. Es un mecanismo tan sensible que si, por lo que sea, coge algo de agua (como en un edema pulmonar), se avería, no ventila y te asfixias. Bien: ahora, que alguien me explique qué coj… narices hace el oxígeno en el estómago, que tiene una pared de más de un centímetro, bien encharcada en jugos digestivos. Y que además está a unos convenientes 37ºC: mayor temperatura, menor solubilidad de gases, y el oxígeno que ahora le sobra al agua, lo echamos con un provechito (¡burp!).
Diréis que los peces sí que respiran del agua: cierto, y además lo hacen con menos concentración de oxígeno de la que hay en esa botella. Pero es que sus branquias sirven específicamente para intercambiar gases, ¡no como nuestro estómago, blindado para bacterias, fritangas de bar y comidas de la suegra!
Ahora demos una oportunidad a los defensores del agua enriquecida en oxígeno. Busco en Google agua enriquecida oxígeno
, y me quedo con los tres primeros enlaces. Uno dice gilipolleces tonterías sobre el agua de los riachuelos, que «el oxígeno es portador de la luz», y que es absorbido en el tracto gastrointestinal (¿ese de un dedo de grueso?). Incluso cuelan alguna frase que suena a médico, como decir que «aumenta la presión parcial de oxígeno en sangre venosa». Mira, los anestesistas y neumólogos preocupándose por la saturación arterial, y ahora resulta que la importante es la venosa. En fin, chorradas.
Otra página, la que más me gusta, dice que el agua enriquecida con oxígeno te proporcionará erecciones feroces, y que el oxígeno se une al agua mediante «enlaces físicos-iónicos». Iónicos. En una molécula covalente. Pero es que, aún admitiendo que sea así, si ionizamos oxígeno obtenemos el ion superóxido O2–, tóxico y carcinógeno como pocos (¡si hasta tenemos una enzima para defendernos de ello!). Otros que se han cubierto de gloria.
Y el tercer enlace sólo sirve para hacer pedidos industriales de agua enriquecida, que es útil para «reducir la tasa de alcoholemia en sangre«. Porque, como todos sabemos, el oxígeno quema el alcohol: por eso si respiras hondo tres veces mientras repites «Jack Daniel’s, Jack Daniel’s, Jack Daniel’s» se te pasa el ciegazo.
Lo dicho: el único enriquecimiento que causa esta agua, es el del bolsillo de cuatro avispados. Pero no todo son desventajas: quita la sed igual que el agua de grifo.
La mentira de la Luna (otro cómic de Darryl Cunningham)
Después del cómic sobre la homeopatía, Darryl Cunningham ha publicado uno sobre la conspiración lunar. Y, al igual que con el anterior, sería una pena que alguien se lo perdiese por no saber inglés. Así que aquí tenéis la traducción: una vez más, gracias a Emtochka por su inestimable ayuda y correcciones, y una mención especial a Eugenio, autor del libro «La conspiración lunar, ¡vaya timo!» y del blog Ciencia en el XXI, a quien va dedicada esta traducción.
El vuelo espacial Apolo 11 aterrizó con los primeros humanos en la Luna el 20 de julio de 1969. La misión, llevada a cabo por los Estados Unidos, se considera un logro mayúsculo en la exploración humana del espacio. Y una victoria en la carrera espacial con la Unión Soviética. Sin embargo, en las décadas siguientes ha aparecido una ruidosa minoría que afirma que los aterrizajes en la Luna nunca ocurrieron.
Los imbéciles y las leyes de la termodinámica
En la corrala, hablando sobre una magufada cualquiera:
No se pueden decir más gilipolleces en menos espacio. Y lo malo es que para rebatir una a una todas esas tonterías necesitaría tres o cuatro folios: decir una tontería es fácil y rápido, pero rebatirla necesita tiempo, espacio y un mínimo de conocimiento. Por lo tanto, ser imbécil está termodinámicamente favorecido, porque se ahorra energía.
JM Mulet
Homeopatía (un cómic de Darryl Cunningham)
Hace unos días llegué, vía twitter, a este cómic dibujado por Darryl Cunningham. Me gustó por su estilo sencillo, directo y sereno. Y pensé que era una pena que alguien pudiera perdérselo por no saber inglés, así que le pedí permiso al autor y, gracias a la gran ayuda de Emtochka, puedo ofreceros ahora la versión en español.
La homeopatía es un sistema de medicina que trata a los individuos con sustancias altamente diluidas. Sustancias que se dan en forma de pastilla. Se cree que esto activa el sistema natural de curación del organismo. Basándose en los síntomas de una persona, un homeópata buscará la medicina más apropiada para el paciente. La homeopatía se basa en dos hipótesis principales. La primera es la ley de los similares. La idea de que las enfermedades pueden curarse con pequeñas dosis de sustancias que causen esos mismos síntomas.
Dogma y ciencia son antónimos
No enseñamos ciencia desde la experiencia. La enseñamos desde un libro, justo como la religión. No me extraña que estemos perdiendo.
Gran frase que vi en Microsiervos, y de la que me he acordado a raíz de esta entrada de Shora, con perlas como:
Se enseñan los conocimientos de medicina que se obtienen de la ciencia, sin explicar cómo se han obtenido de ella. […] ¿Qué diferencia habrá cuando al médico en formación o ya formado le coman la oreja? Ninguna, el sistema de enseñanza es exactamente idéntico. Una enseñanza extensa de hechos sin ninguna visión crítica de dónde vienen. ¿Cómo no va a haber gente que no sea capaz de encontrar diferencias, que no sean capaces de ver que el origen del conocimiento científico es sólido por un lado y el homeopático tambaleante por otro, aún entre los médicos? Toda ciencia no convenientemente explicada se percibe como magia. Y cuando se ha visionado la ciencia como magia durante mucho tiempo, es muy difícil que esa persona se dé cuenta cuando alguien viene a contarle el magia potagia.
Porque, esa es otra: ya lo dijo Arthur C. Clarke:
Cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia
Sustitúyase «suficientemente avanzada» por «insuficientemente comprendida», y la frase es igual de válida.
Si es antiguo, es bueno
Much of the time, complementary and alternative medicine isn’t complementary, alternative or medicine. Other than that, the name’s right on the money. Clearly, as a society we feel that some ancient traditions are passé. We are far too sophisticated to gargle with goat urine or submit to bloodletting. Yet why do we yearn for other ancient cures and customs born of the same logic, from an era when most people died young from diseases we’ve since licked?
La mayor parte del tiempo, la medicina alternativa y complementaria no es complementaria, alternativa o medicina. Más que eso, el nombre está justo en el dinero. Claramente, como sociedad nos parece que algunas antiguas tradiciones están demodé. Somos demasiado sofisticados para hacer gárgaras con orina de cabra o someternos a sangrías. No obstante, ¿por qué anhelamos otras antiguas curas y costumbres nacidas de la misma lógica, de una era cuando la mayoría de la gente moría joven de enfermedades que hemos machacado desde entonces?
Christopher Wanjek, Bad Medicine: Misconceptions and Misuses Revealed, from Distance Healing to Vitamin O.
Y, al hilo de esto, un poco de lectura complementaria por cortesía de Sophie: Las falacias más repetidas al hablar de Medicina y pseudomedicina, y Las falacias de la homeopatía. Que vuesas mercedes lo disfruten.
Después de las pulseritas… ¡los chalecos! Fir-Tex y falacias
La imaginación de los charlatanes no conoce fronteras. Después de las pulseritas Power Balance y similares engendros, ahora llegan los chalecos energéticos Fir-Tex. Se presentan con un comunicado de prensa en el que anuncian la firma de un acuerdo con Red-Bull (cada uno tira su dinero como quiere), y que hace afirmaciones del calibre de «Protege de las radiaciones electromagnéticas estresantes, aumenta la energía, fuerza y resistencia» o «mejoran la (micro)circulación, así como el equilibrio , la concentración y el bienestar». Y esta frase me ha puesto palote: «Las afirmaciones de FIR-TEX están basadas en hechos científicamente probados». ¡Aquí hay tema, señores!
¿Por qué todo esto es un embuste? Sus «pruebas» científicas.
No lo es porque cada chaleco valga 300€ ni porque en su web se hagan la picha un lío al atribuirse propiedades curativas (ver siguiente punto). Lo es porque no se apoyan en principio científico alguno. Mejor dicho: sí lo hacen, pero mal y al revés.
En su propia web tienen un dossier explicando «los hechos científicos y la literatura». Dicen que sus tejidos emiten rayos infrarrojos, y que esto tiene un efecto beneficioso. Yo añado: claro, dan calorcito. De hecho, los infrarrojos ya se usan en rehabilitación (con limitada efectividad). Y, como cualquier estudiante de secundaria sabe, todos los cuerpos emiten infrarrojos en función de su temperatura. Hasta aquí, de acuerdo.
Lo lógico entonces es que, si me pongo su camiseta, cuando ésta se haya calentado a la temperatura de mi cuerpo, emita los mismos infrarrojos que mi tripa al descubierto. Idénticos. Sin otra fuente de energía distinta de mi calor corporal, no hay más radiación que esa. Pero ellos dicen que no, que tiene unos óxidos metálicos supermegaguais, y que emite «rayos de la vida» (literal).
Después de esto siguen desbarrando: afirman que los infrarrojos ya se usan y que molan cantidubi. Cuelan alguna falacia, diciendo que sus infrarrojos son distintos de los de una botella caliente, del mismo modo que el calor del sol no es igual que el del vapor: ¡normal! ¡Como que uno se transmite por radiación y otro por conducción! Citan un artículo de 1977 que dice que el color de la luz fluorescente afecta a la secreción de hormonas de estrés. Yo añado: el ruido también, ¡pero es que no estamos hablando de eso! A ellos no sólo les da igual: además cuelan una morcilla, diciendo que fueron prohibidas en los hospitales alemanes. Sin embargo, no he conseguido encontrar ninguna referencia a tal prohibición o ley, sólo repeticiones calcadas de la misma frase. Si alguien me consigue la DIN 5035-3:2006-07, podríamos salir de dudas.
El resto del dossier sigue diciendo chorradas parecidas: que los infrarrojos se usan en Medicina (ya lo sabemos), que su tejido usa una versión «de muy alta tecnología» de los infrarrojos (fíjate, como si hubiese ondas de primera y segunda categoría) y que ellos emplean una fórmula secreta (¡coño, como la CocaCola!) en su tejido para que funcione como un espejo reactivo. Que digo yo, que según las leyes de la termodinámica, si no enchufo la camiseta a ningún lado, lo máximo que hará será mantener el calor de mi cuerpo…
Lo dicho: otro timo como el de las pulseras, pero este con siete páginas de gráficas a todo color y literatura en inglés. Pero la conclusión es muy sencilla:
Las prendas Fir-Tex son muy calentitas. Nada más.
Nada de aumentos de equilibrio, bienestar ni feroces erecciones nocturnas.
Ojo al parche: ¿cómo se defienden?
Cuando me he enterado de esto, he ido a su web, a beber de la fuente. Pero para entrar antes tienes que aceptar una lisérgica exención de responsabilidad (las negritas y las anotaciones son regalo de la casa):
FIR-TEX is special, FIR-TEX is not just a simple fabric on the market, FIR-TEX is UNIQUE and this leads many people (ellos incluidos, obviamente) to sometimes exaggerate the potential benefits FIR-TEX can have on subjects and make unfounded or false claims which FIR-TEX categorically rejects (claro, como en el comunicado de prensa…).
[…] you must first acknowledge that FIR-TEX has not been designed for and does not make any claims whatsoever to be any kind of medical cure. Because it isn’t! […] since there is no scientific evidence (¿pero no decía el comunicado que las tenían?), if you have any doubt about any potential side effect on you originated from the use of our products, because there can always be, you should refrain from using them and/or consult a physician (doctor) for medical advice first. […] All our performance claims are based on 3rd party (double cross and blind) tests results (¡me encantará verlos!) conducted by and on subjects who have or had no relation whatsoever with FIR-TEX such as the NOC-NSF for example. […]
Lo resumo: si aquí te hablamos de unicornios rosas y elefantes voladores, son todo invenciones nuestras (para las cuales tenemos pruebas, no obstante). Pero para los pagos, no aceptamos dinero del Monopoly. Por lo menos tienes treinta días para devolverlo…
Un punto gracioso: dicen que no son ningún tipo de remedio médico. Y, no obstante, en su web tienen una sección llamada «Pacientes» que afirma que puede ser usado para «reducir la fatiga, dolor crónico, optimización de la curación de heridas o postoperatorio», entre otras virguerías. Vamos, el mejor invento desde la penicilina, y más versátil que una navaja suiza. Además, dicen que también funciona en animales (¿para evitar que sus efectos sean tachados de placebo, quizás?). Me están empezando a caer bien estos chicos.