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Relación entre teléfonos móviles y cáncer: ¿razones o paranoia?
Esta semana vimos que Aralar y el Parlamento Vasco patinaban con las ondas electromagnéticas, como le pasa a mucha gente que oye la palabra «radiación» y va corriendo a coger el gorrito de papel de plata. Antes de que vosotros también apaguéis el móvil y cojáis dos yogures y una cuerda, dejadme que os cuente una historia…
Física y Biología: ¿puede un móvil causar cáncer?
Respuesta corta: no. A no ser que hagamos parecer párvulos a los Nobel de la última década y cojamos todo lo que sabemos de Física y Biología y lo tiremos a la basura. Pero vayamos por partes…
Primero, ¿a qué se debe el cáncer? El cáncer es la reproducción incontrolada de una célula, que ocurre por una acumulación de errores en los genes que controlan los mecanismos de regulación (oncogenes y genes supresores de tumores: Rb, p53, p21, Fas…). Por lo tanto, para causar un cáncer tenemos que alterar esos genes, por ejemplo mediante agentes químicos que hagan un lío en las hebras de ADN, o con radiaciones ionizantes. ¿Por qué ionizantes? Porque son las que tienen la capacidad de alterar los átomos y los enlaces de la cadena de ADN, rompiéndola o formando puentes «artificiales», bien de forma directa (neutrones, partículas beta) o bien creando productos intermedios (especies reactivas de oxígeno) como hacen los fotones. Pero para que un fotón sea capaz de ionizar un átomo y, en último término, causar cáncer, debe tener una energía mínima, que oscila entre 7,5-30 electronvoltios1 (o incluso 1 eV, de manera experimental2).
¿Y cuánta energía tienen los fotones de radiación electromagnética que emite mi móvil mientras hablo? Lo podemos calcular mediante la ley de Planck, que dice que la energía del fotón es igual a la constante de Planck multiplicada por la frecuencia de la onda: E=hν Un móvil funciona a una frecuencia de 900-1800 MHz: a eso le corresponde una energía de 0,000008 eV, o sea una millonésima parte de la que haría falta para romper el ADN y poder producir cáncer (por el contrario, los rayos X de las radiografías tienen una energía de 124 eV). Pero claro, me queda una duda… ¿si aumento la potencia de la emisión, si mando muchos fotones a la vez, no llegarán a ser ionizantes? Contesto con otra pregunta: si un gallego tirando piedras desde Finisterre no llega a Nueva York, ¿podrán llegar mil gallegos tirando piedras a la vez?
Pero eso no es todo; llevamos décadas inmersos en radiación idéntica a la de los móviles: la luz visible, las ondas de radio y de televisión (que, de hecho, absorbemos cinco veces mejor que las de móvil3), las emisiones de radar y sistemas de navegación aérea. Si la radiación electromagnética causase cáncer, prácticamente nos estaríamos muriendo todos a los treinta y pocos años…
Epidemiología: una mirada a los datos.
Bien, pero aún así puede ser que estemos confundidos. Que haya algo que ignoramos, y que realmente los móviles sí que causen cáncer. Así que veamos qué dicen los estudios epidemiológicos. Una reciente revisión4 recopila los estudios originales publicados sobre distintos cánceres craneales, y observa que ninguno encuentra una relación positiva significativa entre uso del móvil y cáncer (excepto todos y sólo los liderados por el Dr. Hardell, ¡qué curioso!). Asimismo, los distintos resultados positivos encontrados (al igual que los negativos) no siguen ningún patrón: unos ven la asociación con poco uso, otros con mucho uso, pero ninguno observa una relación dosis-respuesta, que es un requisito para afirmar causalidad.
Algunos rebatiréis que la IARC (un organismo dependiente de la OMS) clasificó en mayo los móviles como «posiblemente cancerígenos para humanos». Si leemos la nota de prensa resulta que sus conclusiones se basan en un estudio, el INTERPHONE, cuyo resumen comienza con esta frase: «Se observó una reducción de la proporción de glioma y meningioma para aquellas personas que fueron usuarios habituales de móvil.» Así que si nos fiamos del mismo estudio que la OMS, ¡la principal conclusión es que el uso de móviles se asocia a menor riesgo de tener cáncer! Absurdo.
¿Qué falla con este estudio? Lo mismo que con prácticamente todos los demás:
- Sesgo de memoria. Son estudios retrospectivos, en los que preguntan hoy cuánto usé el móvil cuando se cayeron las Torres Gemelas. Obviamente, quienes tienen un cáncer craneal se acordarán mejor de aquello que creen que lo pudo causar… como si usaron el móvil o no. Por lo tanto, el estudio posiblemente tienda a sobrestimar el efecto.
- Estudio metralleta. Dispone de un montón de datos sobre miles de personas… y aprovecha para comparar todo con todo. Así pues, sólo por azar encontraremos resultados «estadísticamente significativos» (la significación estadística se fija en un 5% de probabilidades de aceptar como válidos esos resultados cuando realmente no lo son). Por lo tanto, cuantas más comparaciones hagamos, más probabilidades tendremos de encontrar falsos positivos, resultados significativos donde realmente no los hay.
- Ausencia de relación dosis-respuesta. Si trabajar es causa para ganar dinero, cuanto más trabaje, más dinero ganaré (o eso se supone). Y si hablar por teléfono causa cáncer, cuanto más hable, más cartas tendré para desarrollar un cáncer. Sin embargo, esa relación no se ha observado en los estudios: de hecho, en el INTERPHONE ocurre algo curioso, y es que el segundo grupo que más usa el móvil… ¡es el que menos cáncer tiene!
Resumiendo: los estudios publicados coinciden casi unánimemente en afirmar que no existe una relación entre móviles y cáncer, y los pocos que encuentra una relación (a favor o en contra) pueden ser explicados perfectamente como resultado del error estadístico.
Entonces, ¿los móviles hacen daño?
Con lo que sabemos hasta ahora, ni hay un mecanismo que explicase el que causasen cáncer, ni hemos visto que realmente aumenten la cantidad de cáncer en la población. Pero eso no significa que los móviles sean inocuos: realmente pueden hacer mucho daño. Pero de este modo (vamos, igual que conducir borracho5).
Bibliografía:
1: Mettler FA, Moseley RD. Medical effects of ionizing radiation. 2nd ed.
2: Boudaïffa B, Cloutier P, Hunting D, Huels MA, Sanche L. Resonant formation of DNA strand breaks by low-energy (3 to 20 eV) electrons. Science. 2000 Mar 3;287(5458):1658-60.
3: Electromagnetic fields and public health. Base stations and wireless technologies. Fact sheet N°304, may 2006. WHO, Geneva. http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs304/en/index.html
4: Ahlbom A, et al. Epidemiologic evidence on mobile phones and tumor risk: a review. Epidemiology. 2009 Sep;20(5):639-52.
5: Redelmeier DA, Tibshirani RJ. Association between cellular-telephone calls and motor vehicle collisions. N Engl J Med. 1997 Feb 13;336(7):453-8.