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Homeopatía, congresistas y desaciertos
¿Qué cara pondríais si os dijera que, a partir de ahora, hará falta receta médica para peregrinar a Lourdes? Pues una parecida se me ha quedado cuando he leído este titular:
El Congreso acuerda que la homeopatía sea realizada solo por licenciados en Medicina y Cirugía
Acojonante (y no me refiero a la falta de ortografía): o sea que, de ahora en adelante, habrá que ser licenciado en chorradas para recetar agua azucarada. Ya me parece una gran temeridad dar credibilidad a algo en ausencia de pruebas, sea la homeopatía, los unicornios rosas o los milagros de Fátima, pero encomendar mi salud a un tratamiento sin fundamento no es temerario sino, directamente, estúpido.
Destripemos la noticia por partes: primero, una cita literal que me ha dado especial penita y dolor: «[se emplean medicamentos homeopáticos] no sólo para tratar a enfermos leves, sino patologías muy graves». Respondo con un toque de humor:
OK, so you kill the odd patient with cancer or heart disease, or bronchitis, flu, chicken pox or measles, but when someone comes in with a vague sense of unease, or a touch of the nerves, or even just more money than sense, you’ll be there for them with a bottle of basically just water in one hand and a huge invoice in the other.
Aparte del hecho de los beneficios económicos, que ya se discutió en esta casa, siempre me ha hecho gracia que la homeopatía se emplee en ámbitos extremadamente subjetivos, donde es difícil comprobar su efecto: dolor, ansiedad, cansancio… Que yo sepa, todavía no hay ningún producto homeopático que diga poder curar una infección o corregir una alteración analítica: ¿será porque esos son datos objetivos y mensurables, y la homeopatía quedaría en pelotas? ¿O será simplemente porque, a fecha de hoy, la homeopatía simplemente no ha demostrado su efectividad? Por favor, ¡si hasta la OMS advierte que, cuando se trata de cosas serias, no sirve ni para tomar por saco!
Pero es más, la noticia sigue con esta parrafada que me ha soltado la risa floja:
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera la homeopatía una medicina tradicional desde 2003. La OMS apoya el uso de las medicinas tradicionales si demuestran su utilidad para el paciente y representan un riesgo mínimo. En países como Alemania, Reino Unido y Francia la homeopatía se ejerce incluso dentro del sistema sanitario público.
Bien: el periodista es capaz de articular tres oraciones coherentes y, no obstante, carentes de relación entre sí y que no significan que la homeopatía funcione. Leemos qué opina la OMS sobre las medicinas tradicionales, y vemos que se centran en los remedios herbarios, sobre los cuales persiguen «asegurar el uso de productos y prácticas seguros, efectivos y de calidad, basados en las pruebas disponibles». En este otro documento son más explícitos y acotan:
With respect to multigenerational use of homeopathic medicines, it is recognised that homeopathic medicine represents a special case where the manufacturing process of serial dilution is a major component of the tradition of use of the therapy. […] claims may be assessed on an “evidence of traditional use” basis. Evidence of traditional use includes independent written histories of use in traditional or contemporary homeopathic literature, multigenerational use, homeopathic proving, records of clinical use and records of the set of symptoms provoked by a “crude” substance.
Negro sobre blanco: el único argumento que reconoce la OMS a favor de la homeopatía es que «antes ya se usaba». Bueno, sin salir de España te pueden recomendar que te frotes el rabo de un gato para curar un orzuelo pero, una vez más, eso no significa que vaya a funcionar.
Permitidme aquí un pequeño paréntesis. El problema de base de la homeopatía es que su planteamiento de diluciones seriadas no cumple uno de los criterios básicos de causalidad, que es el de plausibilidad biológica: con los conocimientos de química y física actuales, la homeopatía no puede funcionar (¡si se pasa por el forro el número de Avogadro!). Pero, por si acaso estuviésemos confundidos, tenemos una red de seguridad: los ensayos comparativos con placebo. Igual hemos pasado algo por alto y realmente sí que funciona: comparémosla con cápsulas de lactosa, y veamos qué hace. ¿Lo adivináis? ¡Nada!
Respecto al hecho de que la homeopatía se ejerza en el sistema sanitario público, lamentablemente no conozco cómo está el tema en los tres países citados. Sí sé, por el contrario, que en Suiza la KVG la financiaba hasta que un estudio de la Universidad de Berna evidenció que no había pruebas que la respaldasen.
Y es que ese es el talón de Aquiles de la homeopatía: los estudios de eficacia comparada. Todo fármaco que va a salir al mercado no se aprueba si no demuestra su superioridad, al menos, contra placebo; empero, se duda de la ética y la utilidad de los estudios versus placebo, defendiendo en su lugar la comparación con la alternativa terapéutica más eficaz. Farmacéuticas, gobiernos y médicos gastan tiempo y dinero para asegurarse de que proporcionan a sus pacientes el mejor tratamiento disponible. Y la homeopatía pasa por encima de todo esto con perlas como que «los estudios normales no aprecian la homeopatía en toda su amplitud»:
The authors’ experience of conducting clinical trials in homeopathy and analysing data from these has drawn attention to a fundamental problem (…). For clinical trials of homeopathy to be accurate representations of practice, we need modified designs that take into account the complexity of the homeopathic intervention.
En otras palabras: la homeopatía no funciona por sí misma, sólo si el homeopatólogo tiene labia. Me pregunto entonces, con lo subiditos que son los cardiólogos y los cirujanos, cómo es posible que los cateterismos o las apendicectomías sirvan para algo…
En fin, señoras y caballeros, veremos en qué termina esa proposición no de Ley. Entre tanto, si aún no lo habéis hecho, os recomiendo leer «»Pues a mí me funciona» y otras falacias en torno a la homeopatía», un gran texto escrito por Esther Samper que desmonta los principales argumentos a favor de la homeopatía.
Tan peligroso es joder sin condón como escribir sin tener ni puta idea
Escribo esta entrada por dos motivos. Una, para despacharme: no puedo hacerlo en el periódico donde he leído el regüeldo porque me la jugaría. Y otra, para dar a conocer un artículo que los ciudadanos activos suelen esgrimir a menudo repitiendo como papagayos un dato, pero omitiendo el final de la frase y, por supuesto, la cita.
Estaba yo felizmente hablando con mi amigo, el señor Roca, mientras hojeaba la prensa del día. En la sección de «Cartas al director» encuentro una titulada «Sexo seguro», cuya lectura no me ha defraudado en absoluto. Cito (las negritas son mías):
Llegará el día en que sean enfermos de SIDA los que denuncien a los gobiernos y a la industria del preservativo por ocultar información en sus campañas de «sexo seguro». Y es que es la misma OMS la que reconoce que el preservativo tiene una tasa de fallos del 14%.
¿Miente la OMS? No. (…) Mienten los que ocultan interesadamente el altísimo porcentaje de fallos ¡¡¡14%!!! (sic)
Nunca dejaré de agradecerle a Rinzewind que enlazase el artículo de la OMS que estos ciudadanos citan al hablar de esa inadmisible tasa de fallo del 14%. Y, como a ellos se les hace el culo gaseosa nombrando a la OMS, yo no voy a ser menos, y voy a jugar en su campo. El texto en cuestión, que os recomiendo imprimir y enmarcar, es este: Effectiveness of male latex condoms in protecting against pregnancy and sexually transmitted infections
Efectivamente, en algún punto del artículo habla de un 14%. Pero que no sea yo el que os lo cuente: leedlo vosotros mismos (negritas de la casa, otra vez).
The most frequently cited condom effectiveness rate is for typical use, which includes perfect and imperfect use (i.e. not used at every act of intercourse, or used incorrectly). The pregnancy rate during typical use can be much higher (10-14%) than for perfect use, but this is due primarily to inconsistent and incorrect use, not to condom failure. Condom failure – the device breaking or slipping off completely during intercourse – is uncommon.
Vale: o sea que hablar de un 14% a secas, como hace la ciudadana de antes, es falaz. Por si fuera poco, sigamos con el mismo texto:
In Thailand, the promotion by the government (…) led to a dramatic increase in the use of condoms (from 14% in 1990 to 94% in 1994); an equally dramatic decline in the nation-wide numbers of bacterial STD cases (from 410,406 cases in 1997 to 27,362 cases in 1994); and reduced HIV prevalence [del 12,5 al 6,7%] in Thai soldiers.
Aham… O sea, que una campaña gubernamental de distribución de condones a burdeles y puticlubes, junto con anuncios para promover el uso correcto del condón, reduce la incidencia de contagios de VIH. Pero sigamos, sigamos con el paper de la OMS:
The most convincing data on the effectiveness of condoms in preventing HIV infection has been generated by prospective studies undertaken on serodiscordant couples, when one partner is infected with HIV and the other is not. These studies show that, with consistent condom use, the HIV infection rate among uninfected partners was less than 1 percent per year. Also, in situations where one partner is definitely infected, inconsistent condom use can be as risky as not using condoms at all.
Tengo que destripar el artículo al que se refiere, pero copio la primera frase de la discusión: «It is reassuring that no HIV transmission occurred among the couples reporting consistent use of condoms».
Y ahora, si alguien tiene cojones, que venga y diga que el condón no funciona y aumenta los problemas. Como veis, la persona que ha escrito esa «Carta al director» y yo hemos partido de la misma fuente. Por mi parte, la he leído, he indagado, y he llegado a dos conclusiones:
- Follar sin condón es peligroso, porque tienes muchas más cartas para contagiarte del VIH.
- Escribir sin leer es peligroso, porque tienes muchas más cartas para exhibirte como un pretencioso ignorante (y eso que le doy el beneficio de la duda y digo «ignorante» en vez de «mentiroso»).
Bibliografía:
Effectiveness of male latex condoms in protecting against pregnancy and sexually transmitted infections. WHO, fact sheet nº 243, June 2000.
Nelson KE et al. Changes in sexual behavior and a decline in HIV infection among young men in Thailand. N Engl J Med. 1996 Aug 1;335(5):297-303.
de Vincenzi I. A longitudinal study of human immunodeficiency virus transmission by heterosexual partners. European Study Group on Heterosexual Transmission of HIV. N Engl J Med. 1994 Aug 11;331(6):341-6.
EDIT 26/04/09: Por si a alguien le interesa, aquí está el escaneo de la carta original y la réplica.