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La privatización de la sanidad, en pocas palabras
Paseando por Mollat encontré Où va le système de santé français, un pequeño libro muy recomendable que reflexiona sobre el funcionamiento y la evolución histórica del seguro de enfermedad francés. Uno de los autores, André Grimaldi, proporciona esta joya que copio debajo (las cursivas son mías, y dejando el ratón sobre las frases punteadas aparecen algunas aclaraciones):
Quel est l’enjeu de cette réforme néolibérale ?
Il ne s’agit pas, contrairement à ce que l’on peut penser, de diminuer la part du coût de la santé dans le produit intérieur brut du pays. Il s’agit seulement de réduire la part financée par la Sécurité sociale en augmentant celle revenant à la charge des ménages eux-mêmes. Ce « reste à charge » pourra être payé directement par les ménages ou financé par les assurances complémentaires (mutuelles ou assurances privées). […] En effet, la Mutualité prétend faire mieux que la Sécurité sociale en matière de régulation des coûts de santé, bien qu’on ne comprenne pas pourquoi les dirigeants de la Sécurité sociale, nommés par l’État, n’auraient pas cette même volonté. D’autre part, on sait que les frais de gestion et de marketing des mutuelles sont beaucoup plus élevés que ceux de la Sécurité sociale. Et la concurrence, loin d’entraîner une diminution des prix, a une logique inflationniste. Enfin, derrière les mutuelles qui maintiennent le principe de solidarité, avancent plus ou moins masqués les assureurs privés, proposant un financement « à la carte » en fonction du risque de chacun. Il ne fera pas bon avoir une ou plusieurs maladies chroniques coûteuses, et gagner entre une et deux fois le SMIC dans les prochaines années ! Mais cette situation serait rentable pour les assureurs et coûtera moins cher à l’État, du moins à court terme.
¿Qué está en juego en esta reforma neoliberal?
No se trata, al contrario de lo que podamos pensar, de disminuir la parte de gasto sanitario en el PIB. Se trata solamente de reducir la parte financiada por la Seguridad social, aumentando la que queda al cargo de las propias familias. Este «resto a pagar» podrá ser pagado directamente por las familias o financiado por los seguros complementarios (mutuas o seguros privados) […] En efecto, la Mutua pretende hacerlo mejor que la SS en materia de regulación de los costes sanitarios, aunque no se comprende por qué los dirigentes de la SS, nombrados por el Estado, no habrían de tener esta misma intención. Por otra parte, sabemos que los gastos de gestión y mercadotecnia de las mutuas son mucho más elevados que los de la SS. Y la competencia, lejos de conllevar una disminución de los precios, tiene una lógica inflacionista. Por último, detrás de las mutuas que mantienen el principio de solidaridad, avanzan más o menos enmascarados los seguros privados, proponiendo una financiación «a la carta» en función del riesgo de cada uno. ¡Más vale no tener una o varias enfermedades crónicas ni ganar entre una o dos veces el SMI los próximos años! Pero esta situación sería rentable para los seguros y costaría más barata al Estado, al menos a corto plazo.
Y esto me trae a la mente palabras como copago y similares. Viene bien aprender de los fallos del vecino, para evitar repetirlos uno mismo.
Aún es pronto
Hoy he tenido un debate con un médico que cantaba las bondades de la sanidad privada, y lo rematadamente mal que funciona la pública; entiendo que la salud pública a menudo es un mamoneo, y que es un error eso de que el puesto de trabajo sea prácticamente vitalicio (sin un incentivo, yo tampoco la hincaría). Pero eso no ha de cegarnos y evitar que nos percatemos de que el fin de la empresa es ganar dinero. Punto. Ni sanidad, ni pollas. Di-ne-ro. Eso no es simplificar los argumentos: es no perderse con palabrería.
El problema es que, como digo, a veces la gente se confunde. Y luego pasa lo que pasa. Afortunadamente, aún hay tiempo. Aún.