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Duracell
Esta entrada va sobre condones. Pero no sobre la parte médica, que sobre ello ya ha escrito últimamente mi gaditana favorita, sino sobre una faceta más erótico-festiva.
Si tuviésemos que calificar numéricamente la calidad de la fornicación, uno de los parámetros a tener en cuenta sería la duración de la misma, que se puede dividir en dos componentes: «preingreso» y «postingreso». Si bien el «pre» es variable en función de las ganas de ambos participantes (a más ganas, menos florituras), el «post» es algo que depende casi únicamente de la fisiología del varón (y del movimiento de caderas de la fémina, pero eso no hace más que incidir en lo anterior). De hecho, si visteis el segundo vídeo del otro día, aparece un dato orientativo: tres minutos. Duración que, según la opinión de una compañera con una larga experiencia en el campo, es «altamente insatisfactoria» (aunque ella empleó otras palabras, mucho más deshonrosas para su partenaire).
Pues bien, como los fabricantes de abrigos para calvitos no son tontos, discurrieron una solución para ese problema: los condones con acción retardante. Yo siempre me había preguntado cómo funcionaban, hasta que el otro día vi este anuncio de Durex en ForoCoches, el filón de sordideces de la red:
Y entonces comprendí. Los preservativos retardantes (al menos estos) están impregnados con benzocaína (un anestésico local), por el lado que está en contacto con el pene. Así es lógico que aguantes más tiempo: ¡es que ni te enteras de lo que estás haciendo! Y eso, contando que te lo pongas del lado bueno, porque como lo hagas al revés, te puedes ganar esa pregunta tan deshonrosa: «¿Ya está dentro?» Aunque, por una vez, no será culpa tuya.
A lo que iba: el fármaco que llevan los condones Duracell pertenece a familia de la cocaína (un primo cercano químicamente hablando, como la procaína); no obstante, no es de los más comunes, como la lidocaína tópica de la que habla Sophie. La benzocaína es un éster que existe sólo en formulaciones para uso sobre piel o mucosas, desde dolores de garganta o dentales hasta hemorroides, si bien ninguna se comercializa actualmente. Tiene la ventaja de que proporciona una anestesia mantenida durante largo tiempo, con un inicio de acción lento pero una gran duración, y que al absorberse lentamente es muy improbable que provoque una intoxicación sistémica. Aunque, añado yo, usando esos condones antes morirías por agotamiento que por sobredosis. Por otro lado está la desventaja de que puede provocar sensibilización: o sea, que tras un uso repetido, puede causar alergia sobre la piel en la que se aplica. Y sobra que recuerde de qué parte de la virilidad estábamos hablando, ¿verdad?
La verdad es que, personalmente, después de haber aprendido esto, ya no tengo ninguna curiosidad por probar esas gomitas; por mi parte seguiré con la piel del salchichón, como hasta ahora. Pero si a alguno le apetece contar su experiencia, estaré encantado de leerlo en los comentarios…
EDIT 22/01 12h27: Dije anoche que iba a mirar en el Vademecum qué medicamentos llevaban benzocaína, pero se me olvidó hacerlo: disculpad el error. Como véis, entre ellos hay algunos tan comunes como el Hemoal o Angileptol.