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Resumiendo
El otro día, al contemplar el penoso cortejo de un ejemplar de macho ibérico a una hembra de su especie (léase con voz de Félix Rodríguez de la Fuente), y salvando los setenta años de distancia, me acordé de esta cita:
Ils vont coucher ensemble. Ils le savent. Chacun d’eux sait que l’autre le sait. Mais, (…) comme chacun veut conserver sa propre estime et celle de l’autre, (…) ils vont plusieurs fois la semaine dans les bals et dans les resturants offrir le spectacle de leurs petites danses rituelles et mécaniques…
Van a acostarse juntos. Lo saben. Ambos saben que el otro lo sabe. Pero, (…) como cada uno quiere conservar su propia estima y la del otro, (…) van varias veces a la semana a los bailes y los restaurantes a ofrecer el espectáculo de sus bailecitos rituales y mecánicos…
Jean Paul Sartre, La nausée.
Temor a la muerte
Acabo de leer esta entrada sobre el epicureísmo en WisPhysics (muy recomendable, por cierto), y me he acordado de una historia que cuenta Jean-Paul Sartre en La nausée:
En 1787, dans une auberge près de Moulins, un vieil homme se mourait, ami de Diderot, formé par les philosophes. Les prêtres des environs étaient sur les dents: ils avaient tout tenté en vain; le bonhomme ne voulait pas des derniers sacrements, il était panthéiste. M. de Rollebon, qui passait et ne croyait à rien, gagea contre le curé de Moulins qu’il ne lui faudrait pas deux heures pour ramener le malade à des sentiments chrétiens. Le curé tint le pari et perdit: entrepris à trois heures du matin, le malade se confessa à cinq heures et mourut à sept. «Êtes-vous si fort dans l’art de la dispute? demanda le curé, vous l’emportez sur les nôtres! – Je n’ai pas disputé, répondit M. de Rollebon, je lui ai fait peur de l’enfer«
En 1787, en un albergue cerca de Molinos, un hombre anciano se moría, amigo de Diderot, formado por los filósofos. Los sacerdotes de los alrededores iban de cabeza: habían intentado todo en vano; el buen hombre no quería los últimos sacramentos, era panteísta. El marqués de Rollebon, que pasaba y no creía en nada, apostó contra el párroco de Molinos que no le harían falta más de dos horas para traer al enfermo a sentimientos cristianos. El cura aceptó la apuesta y perdió: emprendido a las tres de la mañana, el enfermo se confesó a las cinco y murió a las siete. «¿Sois tan fuerte en el arte de la discusión?, le preguntó el cura, ¡vos le traéis con los nuestros! – No he discutido, respondió el marqués de Rollebon, le he dado miedo del infierno«
¿Entendido? Vale, y una vez que te tengo cogido por los cataplines, ahora aprieto y giro hasta que cantes en latín:
Canon 751:
Se llama herejía la negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica, o la duda pertinaz sobre la misma; apostasía es el rechazo total de la fe cristiana; cisma, el rechazo de la sujeción al Sumo Pontífice o de la comunión con los miembros de la Iglesia a él sometidos.
Así que ojito como se te ocurra discrepar o pensar por ti mismo, que la cagas. Y, bueno, del aborto ya ni hablamos…
Canon 1398.
Quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae.
Pena que, dicho sea de paso, es equivalente a la que te cae si te cargas al Papa. Desde luego, ya sé qué libro va a ser el siguiente que me lea: ¡horas de diversión garantizadas!