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¿Estertores o tos?
Seguro que todos conocéis Spotify. Sí, hombre, ese servicio de música online que es la pera limonera, que tiene chopocientas canciones y te deja reproducirlas en el orden que quieras (no como otros, tipo Last.fm). La verdad, yo no terminaba de creerme lo bien que funcionaba: una calidad de sonido excepcional, sin molestas pausas ni lags, y con un catálogo en el que encontraba todo lo que quería, y más que no conocía. Vamos: el mejor invento desde la bombilla.
No obstante, el que subscribe es escéptico de nacimiento. Por eso, cuando leí esta EDansada en Microsiervos, sitio serio que me merece un gran respeto, algo me rechinó. No me esperaba ese tipo de comentarios de ellos, pues son más propios de bocazas: lo típico que un día te tienes que comer con patatas y sal. Y es que el movimiento se demuestra andando. Que sí, ya digo que era la releche, pero me parecía too good to be true, así que mi yo paranoico empezó a buscar tutoriales para esnifar esas canciones o cogerlas de la caché: todo sea por guardarlas en mi disco duro. Tarde.
Esta mañana estaba disfrutando de un temazo trance, cuando se me ocurre buscar canciones relacionadas. Craso error: de repente, esa canción aparece en rojo y deja de sonar. Ya me había salido un mensajito días antes avisando que se iban a follar parte del catálogo, y yo aún no había visto los efectos. Pero bueno, sólo es una canción: más se perdió en Cuba…
Hace un cuarto de hora me puse a escuchar algo de música, y clico en el nombre del productor para buscar más temas suyos: diez canciones se me ponen en rojo. Intento buscar a mano, y donde ayer se me llenaba la pantalla con títulos, hoy sólo tenía el vacío más absoluto. Ot-tia, esto no pinta bien… Tras comprobar mi lista de reproducción, aquí tenéis una captura con el balance de daños:
Vamos: que me han dejado la lista limpia… limpia.
Después de ver esto, entenderéis el título de la entrada. Sí, es amarillista, lo sé (pero si estás leyendo esto, ¡eh, lo he conseguido!), pero lo que me acaba de pasar da un empujoncito a mis temores: Spotify como servicio gratuito no durará demasiado. Es como Stage6: cuando la gente lo empezó a conocer masivamente, tuvieron que cerrar el chiringuito. No sé, espero confundirme. Espero que esto haya sido algo puntual, y mañana siga descubriendo más y más canciones en Spotify, y que duren ad æternum. Pero, entre tanto, me aseguraré de conseguir esos mismos archivos por otro lado, no vaya a ser que me vuelvan a hacer la gracia del enano.