Per Ardua ad Astra

Tanto gilipollas y tan pocas balas

Entradas de archivo para la etiqueta ‘The Naked Pilot’ tag

Factor humano (III): efecto Zeigarnik

7 comentarios

EXENCIÓN DE RESPONSABILIDAD: Este no es mi tema: sólo escribo sobre él porque leí un libro que me pareció interesante. Así que si detectáis cualquier error, os agradecería enormemente que lo dijerais y lo explicarais.

Lo reconozco, es deformación profesional, pero me encantan los epónimos. Así que, cuando leí lo del efecto Zeigarnik, no pude menos que dedicarle una entrada. Veamos: ¿a alguno os pasa que no podéis dejar las cosas a medias? ¿Que tenéis que terminar todo lo que empezáis, y si no lo hacéis os ponéis nerviosos? Si es así: ¡felicidades! ¡Sois gente constante, y no unos procrastinadores empedernidos como yo! Pero sabed que eso que os sucede ya fue descrito en los años 20 por la psicóloga rusa Bluma Zeigarnik.

Ella observó que un camarero recordaba mejor los pedidos que aún no había servido que aquellos que ya estaban en las mesas; así pues, parece ser que las labores inacabadas se recuerdan mucho mejor que las ya terminadas. Por otra parte, las tareas inconclusas provocan tensión en el individuo, y una fuerte pulsión por terminarlas: vamos, parecido al dolor de huevos, pero más fisno.

¿Qué implicaciones tienen estos dos hechos? Según el primero, se mantiene que un estudiante recuerda mejor los contenidos aprendidos cuando las clases o sesiones de estudio han tenido alguna pausa intermedia (mira, y yo que pensaba que lo hacer descansitos cada hora era un defecto…). Así mismo, buscando algo de información sobre el tema, he visto otra explicación curiosa en «El psicoanalista lector»: «Para superar los traumas necesitamos tener conciencia de haber alcanzado una meta, concluido una etapa, superado una fase. Muchas veces esa necesidad se concreta en la búsqueda de un por qué, de una razón que explique los acontecimientos del pasado. Cuando no logramos dar con esa razón, el efecto Zeigarnik hace que los recuerdos sigan atormentándonos hurgando en la herida no cicatrizada.»

Y el segundo, el de la tensión, es el que más juego da en el tema de la toma de decisiones: muchas veces es más conveniente pararse y dejar algo sin terminar, que empecinarse en acabarlo. El efecto Zeigarnik lleva a un piloto a intentar ejecutar la aproximación y aterrizar a pesar de que no consigue ver el campo, está lloviendo y hace viento: no puede dejar la tarea a medias (otro día hablaremos sobre el set, la focalización en un único objetivo). Esto además va unido al hecho de que, en situaciones de estrés, todos tendemos a «hacer algo», aunque a menudo esto sea contraproducente. De hecho, recuerdo que en una de las ediciones de «El Factor Humano» en Radio5 explicaban que se había demostrado que los porteros paraban más penaltis cuando no se lanzaban a ningún lado, quedándose en el centro: sin embargo, la presión les inducía pensar que era más efectivo saltar para intentar coger el balón.

Si unimos dos factores del párrafo anterior podemos encontrarnos con que, cuando nos damos cuenta de que llevamos quince minutos caminando por el monte sin pista alguna, optamos por seguir andando para llegar al albergue, en vez de retornar sobre nuestros pasos. O que un médico intenta poner una vía central y, cuando ve que no refluye, en vez de mandar hacer una radiografía de urgencia*, saca el catéter e intenta poner otro.

En resumen: el dejar las cosas a medias, no siempre es malo. El empezar a dar golpes de ciego, sí.

* Si por una vía no refluye sangre, es porque no está en un vaso. Y si estoy intentando poner esa vía en la cavidad torácica (vía central), «igual» he perforado el pulmón y he provocado un neumotórax. Y eso puede llegar a matar al paciente, así que tengo que hacer una placa de tórax cuanto antes para asegurarme de que todo está en orden.

Hablan de esto:
Taringa
TheXcorner
Mal día para dejar de fumar

Perpetrado por EC-JPR

septiembre 16th, 2008 a las 11:39 pm

Factor humano (II): regresión

5 comentarios

EXENCIÓN DE RESPONSABILIDAD: Este no es mi tema: sólo escribo sobre él porque leí un libro que me pareció interesante. Así que si detectáis cualquier error, os agradecería enormemente que lo dijerais y lo explicarais.

Creo que lo mejor para entender en qué consiste eso de la regresión es poner un ejemplo, aprovechando que la mayoría de vosotros conducís. Pongamos que tienes el carné desde hace… cinco años, con unos cuantos kilómetros a tus espaldas. El domingo llegaste a Dublín con unos amigos: has ido a visitar a un colega que está estudiando allí y, como él acaba de terminar los exámenes, decidís alquilar un coche para dar una vuelta por el país. Putada: allí conducen por el lado izquierdo. Bueno, no pasa nada: los primeros quinientos kilómetros vas bastante tenso, sin hablar con nadie, centrándote en la carretera. Pero después ya le has cogido el tranquillo: al fin y al cabo, basta con no intentar adelantar. Se os ha hecho tarde y la noche os ha cogido en el camino. Pero, aparte del pequeño retraso, conseguís llegar a vuestro destino sin problema.

Ahora voy a cambiar la situación… Pero después ya le has cogido el tranquillo: al fin y al cabo, basta con no intentar adelantar. Se os ha hecho tarde y la noche os ha cogido en el camino y, como no podía ser menos en este país, se ha puesto a llover. A jarrear, mejor dicho. Encima, como el coche es de alquiler, no aciertas con la palanquita del limpiaparabrisas (¡y la rueda de las luces, que es de noche!). Además, la miiiierda de carreteras que tienen en Irlanda, que te tienes que comer los setos si no quieres chocarte con el de enfrente. Los cristales se empañan: ¿dónde está el botón del antivaho? ¡No veo un carajo! ¡Límpiame esa luneta! Sales de una curva y, de repente, te deslumbran unos faros que se te echan encima.

¿Qué creéis que es más probable que ocurra? ¿Que recuerde que estoy en Irlanda y siga por la izquierda, o que puedan más los cinco años conduciendo en España y pegue un volantazo a la derecha?

Crash: hostiazo. O, cuando menos, un buen susto. ¿Por qué? Porque, bajo una condición de estrés, tendemos a volver a la condición previamente aprendida: lo que los técnicos llaman regresión. La regresión es un mecanismo de defensa contra una experiencia difícil o frustrante. ¿Alguna vez habéis visto un guiri que hable en español cuando se enfada? ¡Ninguno! Además, en una situación así, también tendemos a asumir que nuestra memoria y nuestra atención son mejores de lo que realmente son, razón por la cual es más probable que regresemos al conocimiento aprendido primeramente.

Además, se da la peculiaridad de que a mayor similaridad similitud de los estímulos, mayor es la posibilidad de confusión. Recordad uno de los aforismos de la anestesia: si tenemos que correr al antequirófano, es muy posible que confundamos la ampolla de atropina con la de fenilefrina (así que igual es conveniente que las guardemos separadas…).

Perpetrado por EC-JPR

septiembre 3rd, 2008 a las 8:49 pm

Factor humano (I): introducción

20 comentarios

Esta es la primera entrada de una (brevísima) serie sobre psicología, y por eso la dedico a hacer la introducción. Estoy a punto de terminar (me queda la parte más aburrida, la de la gestión empresarial) el libro The Naked Pilot que, en contra de lo que pudiera parecer en un primer momento, no es una lasciva recopilación de fotografías de caballeros del aire, sino que se trata de una amena explicación de los factores psicológicos que subyacen en los accidentes de aviación.

El autor, David Beaty, es un psicólogo y veterano piloto que escribió este libro en 1991 para explicar el factor humano de los accidentes aéreos, sirviéndose de su conocimiento en ambos campos para hacerlo de una forma asequible y proporcionando numerosos ejemplos con casos reales. Y, a pesar de emplear un lenguaje un poco antiguo (¿motor de babor y estribor? ¡número uno y número dos, de toda la vida!) resulta bastante interesante.

¡Esperad, esperad, no os vayáis todavía, que aún no he empezado! ¿Psicología y aviación? ¡Qué coñazo! No señor. Me consta que no somos pocos los frikis que nos leemos los informes de las comisiones de accidentes, porque de ellos se pueden sacar lecciones muy útiles para la vida diaria: conceptos como el CRM (Crew Resource Management) o MCC (Multi-Crew Co-operation) pueden, bien entendidos, aplicarse al ámbito cotidiano. Independientemente de que seamos pilotos comerciales, médicos de urgencias o conductores de taxi, la mente humana siempre es la misma, así que es útil saber qué «agujeros» tiene para poder anticiparnos a ellos y evitar o paliar sus consecuencias.

Por dar un par de ejemplos: si sabemos que en una situación de estrés tendemos a focalizarnos sobre un único hecho, la próxima vez que el monitor se ponga a pitar, no nos fijaremos sólo en el parámetro en rojo, sino que controlaremos todos los demás. Si sabemos que no tendemos a hacer aquello que nos mandan, sino aquello que esperamos que nos manden, nos cuidaremos muy mucho de colacionar las instrucciones («Pásale media ampolla de atropina. − ¿Media ampolla de adrenalina? − ¡No, no: de atropina!»).

Para terminar la introducción, sólo hacer un pequeño disclaimer: sabéis el cariño que profeso a pseudociencias como la psicología, así que creedme que no me metería en este berenjenal si no me pareciese interesante. Prometo intentar hacer que sea interesante también para vosotros.

Perpetrado por EC-JPR

septiembre 2nd, 2008 a las 1:04 am