Per Ardua ad Astra

Tanto gilipollas y tan pocas balas

Sistema educativo médicos (2/2)

11 comentarios

Habíamos dejado a Ana con su carrera recién terminada. Dijimos que, a efectos prácticos, no podía trabajar sólo con una carrera de Medicina, sino que necesitaba una especialidad. ¿Y cómo la consigue? Pues veamos…

El infierno del MIR

Ana había terminado la carrera en mayo. Ahora tiene que hacer una especialidad. Pero claro, eso no es tan sencillo como llegar a un hospital y pedir que te admitan. En España, las especialidades siguen el sistema MIR (Médico Interno Residente): el Ministerio de Sanidad convoca un examen-oposición al que tú concurres con otros diez mil licenciados en Medicina, y obtienes una nota. Después, en base a esa nota, puedes elegir entre las plazas de especialidades ofertadas por los distintos hospitales. Obviamente, el nº1 elige lo que quiere, donde quiere. Al nº 6000 sólo le queda Bioquímica Clínica o Medicina de Familia.

Vamos a detallar un poco más: ese número de orden no se obtiene sólo del examen, sino que el expediente académico computa un 25%, y el otro 75% es la nota del examen. Que, por cierto, estamos hablando de un examen de 250 preguntas tipo test, recogiendo el temario de toda la carrera, y a responder en menos de cinco horas. Del tirón. Con eso te juegas la especialidad.

Acojona, ¿que no? Ana lo sabe, y por eso es consciente de que tendrá que estudiar mucho. Así que, en cuanto llega junio, se apunta a una academia para preparar el examen MIR. En España hay dos: MIR Asturias (Oviedo), con clases presenciales diarias de tres horas (y otras ocho de estudio personal), y CTO, con sedes en varias ciudades españolas, en la que el estudio es personal y sólo hay un día de clase (ocho horas) a la semana.

Ana se lo piensa, y decide que ella prefiere el estudio en su casa: se queda en CTO. Primera vuelta de estudio: ¿¿una asignatura en tres días?? ¡Si me tiré un semestre para prepararla! Además, cualquier parecido con lo de la carrera es pura coincidencia. Los ánimos flaquean: ¿qué coño he hecho yo estos seis años? ¡Si esto no lo dimos! ¿No me digas que me pueden preguntar el porcentaje de incidencia del cáncer gástrico en Asia oriental? Pues sí, hija, sí… Y date vida, que estás en octubre, y el examen es en enero.

Primera vuelta de estudio, exámenes-simulacro, segunda vuelta… Esto es una carrera de resistencia, en la que ganan los que más aguante tengan y mejor se preparen el examen. Que, en principio, serán los mejores médicos… pero tampoco tiene por qué.

Llega enero. Exámenes en todas las Facultades de Medicina de España. Mismo día, a la misma hora. Silencio en la sala. Se desprecintan las cajas, se reparten los exámenes. Suerte.

Pasan cuatro horas y media, y Ana sale del examen completamente desorientada, alienada. Se acabó, alea iacta est. ¿Para esto los seis años de carrera? ¿Para esto seis meses de estudio, doce horas al día, seis días a la semana? Ahora, a esperar las notas. Entre tanto, unas vacaciones: las últimas que se podrá tomar Ana.

Elección de plazas

Un mes más tarde salen las notas: ¡¡un doscientos treinta!! Joder, ¡Ana ha petado el examen! Eso significa que podrá elegir cualquier especialidad, y casi en cualquier centro. Está loca de contenta. La próxima cita, en el Ministerio de Sanidad, en marzo, para elegir la plaza. Esto, mejor que contárloslo, lo veis aquí.

Como a Ana siempre le han gustado los niños (al contrario que a mí), y además se había echado un novio maño durante la carrera, elige el hospital Miguel Servet de Zaragoza, con un buen servicio de Pediatría. Toma posesión de su plaza en mayo: aún tiene un par de meses por delante para preparar todos los detalles de su mudanza.

Especialidad

Ana ya se ha pasado por el hospital a saludar, ha conseguido un piso y ha traído todas sus cosas a la que será su casa estos cuatro años. ¿Cuatro? Sí, porque es Pediatría. Si hablásemos de Cardiología, o Intensivos, o Interna, serían cinco años. Pero Pediatría, como Anestesia o Dermatología, dura cuatro. Durante este tiempo, Ana será residente. En otras palabras: «trabajadora-estudiante con un contrato de prácticas». Durante los cuatro años de especialidad, Ana se dedicará a trabajar como un pediatra más mientras va aprendiendo el trabajo.

Eso significa que pasará consulta, hará guardia en puerta de urgencias, rotará una temporada por oncología pediátrica, otra por cardio, UCI pediátrica, neuro, y todas las demás unidades pediátricas que tiene el Servet. Hará más cosas que un médico «veterano», con el fin de que pueda aprender lo máximo posible. Y, como el conocimiento no viene por ciencia infusa, Ana también tendrá que estudiar; las más de las noches dormirá pensando en Nelson. Además, su tutor, que es el responsable de su formación, quiere que sea una buena médico. Y para eso no basta con estudiar: también hace falta estar actualizado e investigar. Y publicar. ¡Qué sería de la residencia sin la presión de las ponencias y los plazos de entrega de los artículos!

Todo esto, no nos olvidemos, mientras está viviendo fuera de casa de sus padres: tiene que lavarse ella misma la ropa, hacerse la comida (cuando puede ir a comer a casa) e incluso quedar con su novio cuando las guardias se lo permiten. Entre cuatro y seis veces al mes, Ana entra a currar a las nueve de la mañana y sale pasadas las doce del mediodía siguiente: entretanto, ella es la responsable de todas las urgencias que lleguen al hospital y las que ocurran dentro de él. Se considera afortunada si esa noche consigue dormir cinco horas seguidas. Y cobra menos de 18€ por cada hora de estas.

¿Y después?

Primero fue R-1, residente de primer año. Después, «erredos», enseñando a las novatas. Al año siguiente, R-3, creyendo que lo sabía todo. Y ahora Ana está acabando su cuarto año: en unos meses le darán un título de «Especialista en Pediatría», para que pueda trabajar curando niños en cualquier hospital o consulta donde haya trabajo para ella. En cualquier sitio… pero no en el Servet. Porque, una vez acabas la especialidad, estás en la puta calle. No es raro que te contraten en el mismo sitio donde te has formado, especialmente si es un centro grande, pero no tienen por qué. Así que llevas estudiando diez años largos (once, si contamos el de preparación del MIR) para encontrarte con una carrera superior, una especialidad, incluso un doctorado en algunos casos… y de patitas en la calle.

Mucho ánimo, Ana. Todo sea por tus pacientes.

Perpetrado por EC-JPR

julio 6th, 2008 a las 10:14 pm

Categoría: Educación, Medicina

11 comentarios en 'Sistema educativo médicos (2/2)'

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  1. Yo también odio los niños. Pero hoy sy feliz, y voy a dejar de estudiar. ¿Oviedo? quita!Neurofisiología, en un 7000y pico!!
    A descansar!!

    Ricardo

    6 Jul 08 at 23:12

  2. Cualquier día sigo tu ejemplo y monto el Sistema Educativo para Bioquímicos, que tiene más de lo mismo (y si me lo permites, creo que damos hasta más penita…)

    Muy buen artículo de nuevo ¡¡¡

    sonicando.com

    6 Jul 08 at 23:52

  3. tanto tiempo puteado….para que luego cuando la gente te pregunta a que te dedicas te digan: Hosti! eres médico??? estarás forrada!

    …a continuación te aparece un molesto tic nervioso en el párpado izquierdo y un impulso homicida bestial…

    A una servidora todavía le quedan dos examenes…entre hoy y mañana me los cepillo…y seré libreee!!! ohhhh, sehh seeehhh seeeehhhhh!!!

    Un abrazo, y genial post.

    Anonymous

    7 Jul 08 at 10:39

  4. vale, tranquilidad, que veo mucho estrés.
    Si, es cierto que es duro, es cierto que en la residencia eres el que más trabajas y el que menos cobras, es cierto que los niños acaban pegándote estreptococos pyogenes cada vez que abren la boca para explorarle la faringe…. pero en serio, cuando te ve un paciente (o los padres de) por la calle y se acuerda hasta de tu nombre, y te saluda con la mayor de sus sonrisas os aseguro que te sientes francamente bien. O mejor, cuando una de las lagartijas que a veces acuden a urgencias por fiebre de 40ºC y te ve por la calle y dice «Mamá, la dotora!» (sin la c, si)y no levanta un palmo del suelo… es genial.
    Cuando acabas, si, tienes que volver a buscarte la vida, y en muchas ocasiones no encuentras lo que deseas o donde deseas… pero tal y como está el panorama sanitario, con la escasez de médicos que hay (en todo en general) malo habría de ser que te quedases de patitas en la calle.

    Ahora bien, LOS MÉDICOS NO ESTAMOS FORRADOS. Así que cualquier pobre iluso (que los hay) que quiera hacer medicina porque «queda bien» y porque «así me lleno los bolsillos»!mejor que haga… no sé, Relaciones Laborales, que te permite pegarte unas fiestas de escándalo.

    Mariate

    7 Jul 08 at 23:52

  5. @Ricardo:
    Ya, pero aun odiando a los niños hay muchas especialidades muy suculentas que requieren un número de orden superior al 1000. Banzaaaai!!

    @sonicando.com:
    No voy a decir que no tienes razón cuando la tienes 🙂 Al médico siempre le queda la opción de ser un mercenario y sacarse trescientos euros en un día currando de noche en el culo del mundo. Muy pocos pueden hacer eso mismo (¿las putas?).

    @anónima:
    Antes, cuando oía esos comentarios, se me hinchaba la vena. Ahora sólo pienso: «Angelico… No tendré la suerte de verte en urgencias, nop».
    Y espero que estos dos exámenes te hayan ido muy bien 😉 ¿Qué, otra futura buscadora del >1000, o te lo tomarás con más relajo?

    @Mariate:
    Hombre, objetivamente, sí puede permitirse aspirar a forrarse… cuando tenga cincuenta años, y sólo si es el mejor. De los mejores. Ese sí puede llegar a forrarse. El resto se tiene que conformar con la satisfaccion del trabajo bien hecho. Pero, si lo vive y lo siente, eso vale mucho más que todo el dinero del mundo.

    EC-JPR

    8 Jul 08 at 15:45

  6. No soy médico, pero os compadezco. Después de todos esos, va mi suegra que no pasó de primaria y pretende enmendarle la plana al especialista porque no hizo esto o lo otro. Y substituye la visita al traumatólogo por un esguince monumental que te acabas de hacer, por «un baño de unas hierbas que te sacarán el moretón para afuera» (sic) Luego investigas y resulta que las hierbas no sólo no hacen nada, sino que pueden ser tóxicas, y que si llegas a hacerle caso,a los dos días el traumatólogo miraría con muy mala cara tu bien inflamado pie, diciendo «uyuyuyyyy».

    Menos mal que no le hago ni p… caso y me voy a quien sabe de esto de verdad, que sois vosotros.

    Anonymous

    9 Jul 08 at 19:33

  7. joder, lo que me espera…

    Indio

    10 Jul 08 at 19:41

  8. perooo cada día con más ganas =D

    me alegra saber que más más que menos tenía claro el sistema, lo único lo de los 4 o 5 años según la especialidad

    por cierto, he acabado los exámenes… y está aprobado todo menos estadística! puto chi-cuadrado!!!!

    Indio

    10 Jul 08 at 19:48

  9. @Anónimo:
    jejeje Ya, pacientes así son cosa habitual 🙂 Ojo, la botica de la abuela tiene sus cosas buenas: yo siempre digo que la aspirina la descubrieron por una infusión de corteza de sauce. Pero vamos, que haya algo que funcione no significa que debamos sustituir al especialista por remedios de tres al cuarto. Porque todos sabemos la efectividad que suelen tener…

    @Indio:
    ¡Felicidades por los aprobados, Indio! Y no te preocupes por la chi-cuadrado: ya verás cómo, al final, es tu mejor amiga (junto con la t de Student, las curvas de Kaplan-Meier, el ANOVA de dos vías, y toda la comparsa :D). ¡Mucho ánimo!

    EC-JPR

    11 Jul 08 at 23:25

  10. Sólo con leerlo ya desanima eh xDD Estudiar 10 añazos y después a la calle… bueno los futuros biólogos ya tenemos pillado número para el paro para ser los primeros al terminar la carrera…

    Bromas a parte, la verdad es que de cada vez estoy más convencida: dentro de mi hay una médica frustrada… lo que sentí al abrir esa rata no puede ser normal… Y eso que ya sabía que mi nivel de frikismo era elevado.

    Te lo has currado 🙂

    makö

    14 Jul 08 at 12:45

  11. […] como aviso a navegantes: el blog permanecerá cerrado hasta la primera semana de febrero. ¿Motivo? “El” examen. No quise echar el cerrojo antes, y hasta ahora he conseguido andar en misa y repicando: haciendo […]

Adelante, disfruta de tu minuto de gloria.

Y recuerda: The first rule about Fight Club is you don't talk about Fight Club.