Per Ardua ad Astra

Tanto gilipollas y tan pocas balas

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Guía completa para desmontar las mentiras sobre la homeopatía

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El otro día hablé unos minutos en RNE1 para explicar en qué consiste la homeopatía y hacer de contrapunto a marchantes varios de cancamusa. Iba preparado para un debate, así que me hice un pequeño resumen para rebatir cualquier tontería que pudiera decir la otra parte. Y me he dado cuenta de que a alguien más podría resultarle útil ese resumen, una especie de «Guía completa para desmontar las mentiras sobre la homeopatía». Helo aquí.

Bases: ¿qué es la homeopatía?

La homeopatía fue descrita por Samuel Hahnemann en el Organon, un libro publicado en 1810. Recordemos que entonces los médicos eran auténticos matasanos, con remedios como las sangrías o las lavativas de mercurio; en este contexto, la homeopatía era igual de inútil que la medicina tradicional, pero al menos no dañaba al paciente. Sin embargo, vemos que Hahnemann hablaba de conceptos tan vagos o erróneos como la «fuerza vital», «miasma» o «psora»: no podemos culparle por ello, pues llegó setenta años antes de los postulados de Koch, los trabajos de Pasteur y el descubrimiento de la Microbiología. Pero basarse hoy en semejantes chorradas es, simplemente, estúpido.

Los remedios homeopáticos no son remedios herbales: eso es la fitoterapia, y las plantas sí que pueden tener sustancias biológicamente activas. La homeopatía, por el contrario, se basa en disoluciones repetidas de plantas, animales o minerales. Es más: según la «ley de los infinitesimales» que Hahnemann se sacó de la manga, una sustancia es tanto más activa cuanto más diluida esté. Hoy sabemos, gracias al número de Avogadro (algo que se explica en todos los institutos de secundaria), que en muchos remedios homeopáticos no queda ni una sola molécula de la sustancia original.

Homeopatía: mierda y azúcar.Para defender semejante despropósito, se inventaron la «memoria del agua»: para ello citan un estudio de Benveniste publicado en Nature en 1988, refutado en la misma revista sólo dos meses después (de hecho, ni él mismo fue capaz de repetir los resultados). Entretanto, pasan por alto esa curiosa habilidad del agua para olvidarse de las vejigas y retretes que ha visitado y, lo más gracioso, la capacidad de transferir su memoria a los gránulos de azúcar que constituyen el remedio homeopático.
Últimamente se han reinventado, y mencionan un estudio de Montagnier (¡todo un Nobel!). Publicado en el segundo ejemplar de una revista sin revisión por pares, empleando métodos de medición no validados, ¡y que ni siquiera cumple los principios de la homeopatía! Quien lo cita como apoyo, se está disparando al pie.

Pero lo peor no es eso. Es que los homeópatas también hacen disoluciones de productos insolubles, como el antimonio… que antes pulverizan y mezclan con lactosa, que es soluble (¡qué ingenioso!). O, lo más gracioso, consiguen disolver cosas que ni siquiera existen. Un producto estrella, el Oscillococcinum, es un remedio homeopático basado en el oscilococo, una bacteria «descubierta» en 1918 que jamás se ha vuelto a observar. Sin embargo, ellos disuelven algo doscientas veces consecutivas y lo venden: con esta artimaña facturan millones de dólares en Estados Unidos y la Unión Europea.

Por último, en las bases de la homeopatía, junto con la ley de los infinitesimales está la de los similares (similia similibus curantur): aquello que produce unos síntomas, diluido cura y/o previene esos mismos síntomas. Lo cual no tiene ningún sentido: no sólo porque se fijan en los síntomas en vez de la enfermedad de base, sino también porque según semejante tontería, el semen diluido podría ser un anticonceptivo (o incluso un abortivo, si lo diluimos o «potenciamos» mucho).

Utilidad. No tiene base teórica, ¿pero sirve para algo?

No. El efecto que se observa con el uso de remedios homeopáticos se debe a una combinación de:

  • Efecto placebo. Este es especialmente relevante en enfermedades cuya valoración es subjetiva (vg. estrés o ansiedad) o de duración autolimitada (vg. gripe*); de hecho, los estudios rigurosos efectuados con homeopatía no han encontrado diferencias de efecto con el placebo. Es más: la homeopatía es absolutamente inútil en infecciones, cáncer, patología quirúrgica o similares.
  • Efecto físico de la terapia. Si me aplico una crema, el posible efecto beneficioso se deriva principalmente del masaje y la venda que pongo después, no del principio activo de la crema. Y lo mismo con unas gotas oculares humectantes o un enjuague bucal.
  • Psicoterapia. Si el médico de cabecera no puede dedicarnos más de diez minutos, es muy reconfortante que alguien nos escuche durante una hora y se interese por nuestra enfermedad, nuestro modo de vida e incluso nuestros gustos musicales.

¿Y cómo puedo estar tan seguro de que no tienen efecto por sí mismos? Fácil: no tienen fundamento teórico (sodomizan las bases de la Química y la Física: a su lado Einstein es un aprendiz), y no hay pruebas de que funcionen (pero sí de que son indistinguibles de un placebo). Y si a pesar de esto sigo dudando, no tengo más que comprar una caja de Sedatif PC, un remedio para tratar el insomnio que, curiosamente, no produce sueño. Y no lo digo porque me haya tomado una caja entera y no me ocurriese nada: es que en el propio prospecto dice que se puede conducir y manejar maquinaria perfectamente después de tomarlo. Curioso somnífero, ¿no?

Otro agujero de la homeopatía que debería hacerte dudar es que no existe el ajuste de dosis. No es farmacocinética: es sentido común. Si a un bebé le damos un biberón, a un chaval un bocadillo, y yo me como un chuletón, es lógico que también debamos ajustar la dosis de un medicamento. Sin embargo, Boiron afirma sin el menor empacho: cinco gránulos, en cualquier circunstancia.

Situación legal. ¿Por qué se vende? ¡En Europa la cubre la Seguridad Social!

No te confundas: si se venden es porque la gente los pide, no porque funcionen, como reconoció el farmacéutico jefe de las farmacias británicas Boots. Además, en España no hay ningún medicamento homeopático aprobado: no lo dice un abogado, también se queja el propio responsable de la Coalición Europea de Productos Homeopáticos. Si no te lo crees, podrías preguntar a la AGEMED, pero bastará con que busques el número de registro en el envase del producto (¡suerte!). ¿Pero sabes qué es aún mejor? Que, para registrar un medicamento homeopático, ni siquiera hace falta demostrar su eficacia.

Quizás hayas oído también que en España somos unos retrógrados porque se usa «en el resto de Europa». Supongo que eso excluye a Italia, Finlandia, Suecia o Noruega. Y a Suiza, donde la KVG lo cubría hasta que un análisis de eficacia en 2005 reveló que era inútil. O a Alemania, donde se retiró la cobertura pública en 2003. Así que «en Europa» se reduce a «en Reino Unido y Francia». Y eso a pesar de los informes de expertos de ambos países solicitando que las arcas públicas no sufraguen la homeopatía, bien la Academia Nacional de Medicina francesa desde 2004 o bien el Comité de Ciencia y Tecnología del Parlamento británico desde 2010.
Pero entonces, ¿por qué no se retira del sistema público? Sencillo: en Francia, la homeopatía se reembolsa sólo en un 35%, como corresponde a productos de bajo rendimiento médico. Si la retirasen, los pacientes recurrirían a tratamientos con mayor eficacia demostrada… y mayor porcentaje de reembolso.

Pero si no tiene efectos, ¿cuál es el peligro?

El peligro es la mala ciencia. Que haya que emplear esfuerzos para desenmascarar las patrañas de algunos científicos, como los ejemplos de Benveniste y Montagnier. Que haya que emplear dinero y recursos humanos en comprobar obsesivamente algo que ya sabemos: que la homeopatía no funciona ni tiene fundamento teórico. Los pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo están incapacitados porque emplean sus horas en asegurarse una y otra vez de que cerraron la puerta de casa: ¿queremos hacer que la Ciencia camine en círculos, como un enfermo psiquiátrico?

El peligro es el derroche de recursos: la homeopatía no cuesta menos dinero que la medicina científica. Un ejemplo: Sedatif PC™, otro de los productos estrella de Boiron, esta vez para el insomnio. El tratamiento cuesta 1,10 €/día, mientras que su homólogo científico, el Dormicum™, cuesta 0,27 €/día, una cuarta parte. ¿Económico, decías?

El peligro es la distracción de tratamientos efectivos, apoyándose en mojones como este artículo de Banerji que afirma haber curado el cáncer con homeopatía. Curiosamente, con más de 1200 casos tratados según ellos, sólo exponen cuatro, y ni siquiera demuestran la curación sino la ausencia de síntomas… Incluso hay quien muere por sustituir un tratamiento eficaz por homeopatía: ¿queremos seguir dando un pábulo de legitimidad a esta engañifa?

De acuerdo, no funciona, ¡pero la medicina científica también tiene agujeros!

¿Te refieres a los efectos secundarios? Sí, qué le vamos a hacer: si un medicamento tiene efectos primarios también es esperable que los tenga secundarios. Por eso, antes de aprobarlos, se estudia el balance riesgo/beneficio, y si en algún momento este no es positivo, se retira del mercado.

¿Te refieres a los medicamentos que no funcionan? Claro, y por eso los criticamos. Se trata de hacer Medicina basada en las pruebas, no en el nombre del laboratorio.

Hablando de laboratorios, ¿te refieres al puterío económico? Bueno, me temo que confundes la Ciencia y la Medicina con su uso mercantil y su explotación comercial. Es como confundir la comida con el tendero que truca el peso. Además, ¿acaso crees que los laboratorios homeopáticos son hermanitas de la caridad? Boiron facturó 526 M€ en 2009. Ese mismo año, Cinfa, el principal productor español de medicamentos genéricos, facturó 183 M€, una tercera parte que Boiron. Y Almirall y Grifols, dos de los mayores laboratorios españoles, facturaron 925 y 913 M€ respectivamente.

Un último apunte.

Espero haberos descubierto cosas que no sabíais. Seguramente me habré dejado unas cuantas: decidlo en los comentarios para que lo corrija lo antes posible.

Ah, y antes de llevar la contraria a este texto, por favor, pásate por esta lista de argumentos que demuestran que la homeopatía funciona: si el que vas a emplear ya está mencionado allí, deja un comentario citándolo («¡el número ocho!»), y ahórranos leer varios párrafos de diarrea mental. Gracias.

* → Un regalito: buceemos en la mala ciencia y veamos qué pasa con la gripe. El titular de esta revisión Cochrane sugiere que puede acortar la duración de la enfermedad; sin embargo, si leemos todo el texto veremos que en cuarenta años sólo hay dos estudios que hayan encontrado ese efecto positivo: seguro que hay más resultados relacionando las cigüeñas con el número de nacimientos… En el único artículo que está accesible, la significación estadística es marginal. ¿Y por qué se fijan en la «curación» a las 48 horas y no las 24 o las 72? Es más, ¿por qué se fijan en un resultado intermedio sacado de la manga, y no en la comparación global de ambas curvas de evolución (log rank), que no encuentra diferencias? En cuanto al segundo estudio, hay que pagar para verlo, pero estamos en las mismas: significación de 0,023…

Perpetrado por EC-JPR

febrero 17th, 2011 a las 2:00 am

Homeopatía (un cómic de Darryl Cunningham)

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Hace unos días llegué, vía twitter, a este cómic dibujado por Darryl Cunningham. Me gustó por su estilo sencillo, directo y sereno. Y pensé que era una pena que alguien pudiera perdérselo por no saber inglés, así que le pedí permiso al autor y, gracias a la gran ayuda de Emtochka, puedo ofreceros ahora la versión en español.

Página 1

La homeopatía es un sistema de medicina que trata a los individuos con sustancias altamente diluidas. Sustancias que se dan en forma de pastilla. Se cree que esto activa el sistema natural de curación del organismo. Basándose en los síntomas de una persona, un homeópata buscará la medicina más apropiada para el paciente. La homeopatía se basa en dos hipótesis principales. La primera es la ley de los similares. La idea de que las enfermedades pueden curarse con pequeñas dosis de sustancias que causen esos mismos síntomas.

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julio 15th, 2010 a las 12:00 am

Categoría: Medicina

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Dogma y ciencia son antónimos

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No enseñamos ciencia desde la experiencia. La enseñamos desde un libro, justo como la religión. No me extraña que estemos perdiendo.

Gran frase que vi en Microsiervos, y de la que me he acordado a raíz de esta entrada de Shora, con perlas como:

Se enseñan los conocimientos de medicina que se obtienen de la ciencia, sin explicar cómo se han obtenido de ella. […] ¿Qué diferencia habrá cuando al médico en formación o ya formado le coman la oreja? Ninguna, el sistema de enseñanza es exactamente idéntico. Una enseñanza extensa de hechos sin ninguna visión crítica de dónde vienen. ¿Cómo no va a haber gente que no sea capaz de encontrar diferencias, que no sean capaces de ver que el origen del conocimiento científico es sólido por un lado y el homeopático tambaleante por otro, aún entre los médicos? Toda ciencia no convenientemente explicada se percibe como magia. Y cuando se ha visionado la ciencia como magia durante mucho tiempo, es muy difícil que esa persona se dé cuenta cuando alguien viene a contarle el magia potagia.

Porque, esa es otra: ya lo dijo Arthur C. Clarke:

Cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia

Sustitúyase «suficientemente avanzada» por «insuficientemente comprendida», y la frase es igual de válida.

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julio 2nd, 2010 a las 12:22 am

Si es antiguo, es bueno

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Much of the time, complementary and alternative medicine isn’t complementary, alternative or medicine. Other than that, the name’s right on the money. Clearly, as a society we feel that some ancient traditions are passé. We are far too sophisticated to gargle with goat urine or submit to bloodletting. Yet why do we yearn for other ancient cures and customs born of the same logic, from an era when most people died young from diseases we’ve since licked?
La mayor parte del tiempo, la medicina alternativa y complementaria no es complementaria, alternativa o medicina. Más que eso, el nombre está justo en el dinero. Claramente, como sociedad nos parece que algunas antiguas tradiciones están demodé. Somos demasiado sofisticados para hacer gárgaras con orina de cabra o someternos a sangrías. No obstante, ¿por qué anhelamos otras antiguas curas y costumbres nacidas de la misma lógica, de una era cuando la mayoría de la gente moría joven de enfermedades que hemos machacado desde entonces?

Christopher Wanjek, Bad Medicine: Misconceptions and Misuses Revealed, from Distance Healing to Vitamin O.

Y, al hilo de esto, un poco de lectura complementaria por cortesía de Sophie: Las falacias más repetidas al hablar de Medicina y pseudomedicina, y Las falacias de la homeopatía. Que vuesas mercedes lo disfruten.

Perpetrado por EC-JPR

mayo 20th, 2010 a las 12:19 pm

Categoría: Citas,Medicina

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Naturalmente tratado, naturalmente paralítico

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Sabréis que ayer fue el día europeo del agua y las bolitas de azúcar (alias «homeopatía»). Y yo, lamentablemente, no pude escribir nada al respecto (estos días ando con la hora pegada al culo). Sin embargo, hoy he visto algo que me ha hecho cambiar tiempo de sueño por golpes de tecla: dentro de la serie «Las creencias en lo paranormal no hacen daño a nadie – ¡Los cojones!», os voy a contar una historia. La de un hombre amigo de las medicinas alternativas, yerbitas y pócimas similares. Sabéis que no niego que muchos fármacos actuales (antiinflamatorios, anticoagulantes…) son copias depuradas de recursos naturales, pero siempre digo que en los temas serios no hay que andarse con bromas.

Nuestro hombre era asiduo de un naturópata. Amante de lo orgánico y ovolactovegetal, recelaba de todo lo que viniese en cajita y se vendiese en farmacia, así que cuando le diagnosticaron esa espléndida hipertensión arterial (cifras de 180/150), pensó que era buena idea tratárselo «naturalmente». Claro: él ignoraba que la hipertensión tiene sus riesgos, tan «naturales» como el tratamiento que estaba tomando. Por ejemplo, la hemorragia cerebral. Así que ahora tiene en su cerebro un hematoma del tamaño de su puño. Que, naturalmente, le ha dejado paralizado el lado izquierdo de su cuerpo: la pierna es un colgajo de músculo y hueso, su brazo agarrotado no se separa de su pecho, y por su boca sale algo que pretenden ser palabras.

O sea que al próximo que venga diciendo que los médicos somos unos matasanos pero la medicina alternativa mola cantidubi y es inocua, le meto dos hostias. De efecto secundario.

EDIT: Para aquellos comentaristas que dudan de la veracidad de la historia, comentarles que el Código Penal me impide poner por aquí una foto del paciente saludándoles, o el teléfono de su casa para que llamen a la mujer a decirle que se mejore. Lamento no poder ofrecer nada mejor, pero aunque pusiese el número de historia, entiendo que la credibilidad seguiría siendo cuestionable.

Perpetrado por EC-JPR

marzo 24th, 2010 a las 2:17 am

Categoría: Medicina,Opinión

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Evidence Based Medicine: la homeopatía no es el único engaño

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Probablemente ya hayáis oído que esta semana una comisión del Parlamento británico emitió una recomendación para que el NHS retirase inmediatamente la financiación pública a los tratamientos y hospitales homeopáticos, pues no se habían encontrado pruebas de su efectividad (como ya ocurriera con la KVG suiza hace cinco años gracias a este estudio de la Universidad de Berna). El texto británico tiene frases tan contundentes como esta:

The Government should stop allowing the funding of homeopathy on the NHS. We conclude that placebos should not be routinely prescribed on the NHS. (…) and doctors should not refer patients to homeopaths.
El Gobierno debería dejar de permitir la financiación de la homeopatía en el Sistema Nacional de Salud. Concluimos que los placebos no deberían ser prescritos rutinariamente en el SNS. (…) y los médicos no deberían referir pacientes a los homeópatas.

Botes de medicamentos tirados a la basuraBien, en esto todos estamos de acuerdo. Pero el problema es que la superchería también está plácidamente instalada dentro de la Medicina «tradicional». Este texto de Ben Goldacre en el Guardian me ha animado a dedicar unas líneas a esos medicamentos aprobados por las autoridades sanitarias pero que no han demostrado ser más eficaces que otros ya existentes o que, simplemente, no sirven en absoluto.

En Medicina hay fármacos, como la metformina para la diabetes, cuya eficacia no se ha conseguido igualar después de lustros de comercialización. Pero también hay mucho mariconeo; uno de los que más gracia me hace es el empleo de isómeros: (es)omeprazol, (es)citalopram, (dex)ketoprofeno, (dex)ibuprofeno, etcétera. ¿En qué consiste esto? Resumidamente, en vender la forma purificada de un fármaco alegando una mínima mejora terapéutica, basándose en ensayos pequeños apropiadamente torturados, pero a cambio de un gran incremento en el precio (Nexium/Axiago son diez veces más caros que el omeprazol genérico). ¿A santo de qué viene? ¿Qué autoridad y con qué criterio financia medicamentos que no aportan nada sobre los ya comercializados? ¡Y luego hablan de introducir el copago en las consultas para controlar el gasto! El ojo del médico sobre un paciente puede ahorrar muchos problemas y apenas cuesta unos pocos euros, mientras que el puterío de la prescripción farmacéutica es una auténtica sangría económica que sólo beneficia a unos pocos.

Otro ejemplo: seguro que todos conocéis a alguien a quien le han recetado esos polvitos con sabor a naranja, Flumil para el catarro, «para soltar los mocos». Sin embargo, a menos que tengáis fibrosis quística o alguna otra enfermedad pulmonar seria, este medicamento probablemente sólo os serviría… como antídoto en la intoxicación por paracetamol. Y, siguiendo con los resfriados, mi favorito: el Inmunoferon, que «refuerza las defensas» (¿eh?). Su principio activo es el enigmático AM3, y una búsqueda en PubMed devuelve un puñado de estudios (pequeños) en los que las diferencias encontradas, si las hay, son de escasa relevancia clínica y con end points débiles. Vamos: que no hay pruebas de que si doy Inmunoferón a un paciente vaya a resfriarse menos o curarse antes. Empero, el SNS sigue financiándolo.

Y como esto, otros muchos ejemplos: algunos «de toda la vida», como la vitamina D en postmenopáusicas para prevenir la osteoporosis (inútil) o los antitusígenos en el catarro (Flutox tiene doce referencias en PubMed), y otros de nueva manufactura, como el Altargo para infecciones cutáneas (que apenas tiene estudios publicados y no ha demostrado ser mejor que Bactroban o Fucidine, a pesar de costar tres veces más).

¿Cuál es mi punto en todo esto? Llamar la atención sobre el hecho de que la buena o la mala Medicina no depende del título o de la bata del que la ejerza, sino de las pruebas sobre las que se sustente su práctica, que luego confundimos churras con merinas, llámese homeopatía, VINE o «avance revolucionario».

Gracias a Fernando Frías por el soplo al artículo de Goldacre y el empujón para escribir esta entrada.

Perpetrado por EC-JPR

febrero 28th, 2010 a las 3:57 pm

Categoría: Medicina,Opinión

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Homeopatía, congresistas y desaciertos

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¿Qué cara pondríais si os dijera que, a partir de ahora, hará falta receta médica para peregrinar a Lourdes? Pues una parecida se me ha quedado cuando he leído este titular:

El Congreso acuerda que la homeopatía sea realizada solo por licenciados en Medicina y Cirugía

Acojonante (y no me refiero a la falta de ortografía): o sea que, de ahora en adelante, habrá que ser licenciado en chorradas para recetar agua azucarada. Ya me parece una gran temeridad dar credibilidad a algo en ausencia de pruebas, sea la homeopatía, los unicornios rosas o los milagros de Fátima, pero encomendar mi salud a un tratamiento sin fundamento no es temerario sino, directamente, estúpido.

Destripemos la noticia por partes: primero, una cita literal que me ha dado especial penita y dolor: «[se emplean medicamentos homeopáticos] no sólo para tratar a enfermos leves, sino patologías muy graves». Respondo con un toque de humor:

OK, so you kill the odd patient with cancer or heart disease, or bronchitis, flu, chicken pox or measles, but when someone comes in with a vague sense of unease, or a touch of the nerves, or even just more money than sense, you’ll be there for them with a bottle of basically just water in one hand and a huge invoice in the other.

Aparte del hecho de los beneficios económicos, que ya se discutió en esta casa, siempre me ha hecho gracia que la homeopatía se emplee en ámbitos extremadamente subjetivos, donde es difícil comprobar su efecto: dolor, ansiedad, cansancio… Que yo sepa, todavía no hay ningún producto homeopático que diga poder curar una infección o corregir una alteración analítica: ¿será porque esos son datos objetivos y mensurables, y la homeopatía quedaría en pelotas? ¿O será simplemente porque, a fecha de hoy, la homeopatía simplemente no ha demostrado su efectividad? Por favor, ¡si hasta la OMS advierte que, cuando se trata de cosas serias, no sirve ni para tomar por saco!

Pero es más, la noticia sigue con esta parrafada que me ha soltado la risa floja:

La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera la homeopatía una medicina tradicional desde 2003. La OMS apoya el uso de las medicinas tradicionales si demuestran su utilidad para el paciente y representan un riesgo mínimo. En países como Alemania, Reino Unido y Francia la homeopatía se ejerce incluso dentro del sistema sanitario público.

Bien: el periodista es capaz de articular tres oraciones coherentes y, no obstante, carentes de relación entre sí y que no significan que la homeopatía funcione. Leemos qué opina la OMS sobre las medicinas tradicionales, y vemos que se centran en los remedios herbarios, sobre los cuales persiguen «asegurar el uso de productos y prácticas seguros, efectivos y de calidad, basados en las pruebas disponibles». En este otro documento son más explícitos y acotan:

With respect to multigenerational use of homeopathic medicines, it is recognised that homeopathic medicine represents a special case where the manufacturing process of serial dilution is a major component of the tradition of use of the therapy. […] claims may be assessed on an “evidence of traditional use” basis. Evidence of traditional use includes independent written histories of use in traditional or contemporary homeopathic literature, multigenerational use, homeopathic proving, records of clinical use and records of the set of symptoms provoked by a “crude” substance.

Negro sobre blanco: el único argumento que reconoce la OMS a favor de la homeopatía es que «antes ya se usaba». Bueno, sin salir de España te pueden recomendar que te frotes el rabo de un gato para curar un orzuelo pero, una vez más, eso no significa que vaya a funcionar.

Permitidme aquí un pequeño paréntesis. El problema de base de la homeopatía es que su planteamiento de diluciones seriadas no cumple uno de los criterios básicos de causalidad, que es el de plausibilidad biológica: con los conocimientos de química y física actuales, la homeopatía no puede funcionar (¡si se pasa por el forro el número de Avogadro!). Pero, por si acaso estuviésemos confundidos, tenemos una red de seguridad: los ensayos comparativos con placebo. Igual hemos pasado algo por alto y realmente que funciona: comparémosla con cápsulas de lactosa, y veamos qué hace. ¿Lo adivináis? ¡Nada!

Respecto al hecho de que la homeopatía se ejerza en el sistema sanitario público, lamentablemente no conozco cómo está el tema en los tres países citados. Sí sé, por el contrario, que en Suiza la KVG la financiaba hasta que un estudio de la Universidad de Berna evidenció que no había pruebas que la respaldasen.

Y es que ese es el talón de Aquiles de la homeopatía: los estudios de eficacia comparada. Todo fármaco que va a salir al mercado no se aprueba si no demuestra su superioridad, al menos, contra placebo; empero, se duda de la ética y la utilidad de los estudios versus placebo, defendiendo en su lugar la comparación con la alternativa terapéutica más eficaz. Farmacéuticas, gobiernos y médicos gastan tiempo y dinero para asegurarse de que proporcionan a sus pacientes el mejor tratamiento disponible. Y la homeopatía pasa por encima de todo esto con perlas como que «los estudios normales no aprecian la homeopatía en toda su amplitud»:

The authors’ experience of conducting clinical trials in homeopathy and analysing data from these has drawn attention to a fundamental problem (…). For clinical trials of homeopathy to be accurate representations of practice, we need modified designs that take into account the complexity of the homeopathic intervention.

En otras palabras: la homeopatía no funciona por sí misma, sólo si el homeopatólogo tiene labia. Me pregunto entonces, con lo subiditos que son los cardiólogos y los cirujanos, cómo es posible que los cateterismos o las apendicectomías sirvan para algo…

En fin, señoras y caballeros, veremos en qué termina esa proposición no de Ley. Entre tanto, si aún no lo habéis hecho, os recomiendo leer «»Pues a mí me funciona» y otras falacias en torno a la homeopatía», un gran texto escrito por Esther Samper que desmonta los principales argumentos a favor de la homeopatía.

Perpetrado por EC-JPR

octubre 1st, 2009 a las 12:45 am

Medicinas alternativas y obtención de beneficios: otra diferencia

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Uno de los argumentos que emplean los defensores de las medicinas alternativas (las que sean: homeopatía, naturopatía, herbolarios, whatever) es que las empresas farmacéuticas son unas hijas de la gran meretriz, por lo del beneficio económico y tal. Sin embargo, los árboles no les dejan ver el bosque, y es que los «tratamientos alternativos» suponen un mamoneo económico que ya lo quisieran las farmacéuticas normales.

No me refiero a que los productos alternativos no tengan que amortizar unos costes de investigación y desarrollo. Tampoco a que se ahorren los costes de la materia prima (¡poco gastan en reactivos químicos!). No: voy a algo más grave. ¿Qué pensaríais si el médico que os diagnostica una enfermedad os vende él mismo un medicamento que ha preparado en su empresa? ¿No sería eso como dar al zorro las llaves del corral: te diagnostico lo que quiero para que me pagues mi medicina?

Para evitar esto, la legislación separa claramente la prescripción de la dispensación, la indicación de la ganancia económica. Así pues, un médico ni siquiera puede regentar una farmacia o similares: esto se establece, en su espíritu, desde la Ley General de Sanidad de 1985 (artículo 103). Más tarde se legisló específicamente en la Ley del Medicamento (25/1990) y, al ser derogada ésta, se recogió en el artículo tercero de la Ley de garantías y uso racional de los medicamentos y productos sanitarios (29/2006), que dice, entre otras cosas:

Artículo 3. Garantías de independencia.

1. Sin perjuicio de las incompatibilidades establecidas para el ejercicio de actividades públicas, el ejercicio clínico de la medicina, odontología y de la veterinaria serán incompatibles con cualquier clase de intereses económicos directos derivados de la fabricación, elaboración, distribución y comercialización de los medicamentos y productos sanitarios.

2. Asimismo el ejercicio profesional del farmacéutico en oficina de farmacia o en un servicio de farmacia hospitalaria y demás estructuras asistenciales será incompatible con cualquier clase de intereses económicos directos de los laboratorios farmacéuticos.

3. El ejercicio clínico de la medicina, odontología y de la veterinaria serán incompatibles con el desempeño de actividad profesional o con la titularidad de oficina de farmacia.

Y, sin embargo, los curanderos alternativos que he podido conocer se pasan esto por el forro: ellos te diagnostican, te preparan su pócima de Panorámix y te la venden a precio de orillo. ¡Coño, si alguno hasta tiene su propia empresa!

Lo dicho: desconfiamos de las farmacéuticas porque son unos monstruos desalmados, y nos entregamos en brazos del negociante alternativo que nos diagnostica, trata y cobra sin salir de su consulta. Si esto fuese política, Montesquieu se llevaría las manos a la cabeza…

Perpetrado por EC-JPR

septiembre 3rd, 2009 a las 1:09 am

Alimentación alternativa

30 comentarios

Viñeta
Alimentación alternativa vista por La pulga snob

Y lo peor es que, como linkan en los comentarios de la entrada, hay gente que se lo cree y lo practica

Por cierto, querido público: aprovecho esta entrada para anunciar que, ¡por fin!, habrá algo en este blog sobre la gripe A; como títulos provisionales, la próxima entrada es «Gripe A: ¿a qué nos enfrentamos?» (etiogenia del virus y relación con la de 1918) y «Gripe A: ¿es peligrosa? ¿Qué podemos hacer?» (morbi-mortalidad, Tamiflu y vacunación). Así pues, y aún a riesgo de meterme en un berenjenal, si tenéis alguna duda/cuestión al respecto, planteadla en los comentarios para que la responda al escribir la entrada.

Perpetrado por EC-JPR

agosto 19th, 2009 a las 5:33 pm